Al final, con Castilla y León
El fútbol, como hecho científico, es una materia caduca y volátil. En menos de 48 horas, el fútbol riojano ha pasado de ilusionarse con un chollo de grupo (el que componían los veinte equipos vascos, asturianos, zaragozanos, navarros y riojanos) a ver como su horizonte deportivo se complicada con la propuesta de reformulación de grupos defendida por la Federación Española de Fútbol y que el miércoles 10 de julio deberá ser validada por la Comisión de Segunda B.
La RFEF que hasta la fecha ha ganado todas las batallas emprendidas (veto a los partidos de LaLiga en el extranjero, control total del fútbol femenino, reorganización de la Copa y la Supercopa) se cobrará el próximo miércoles una nueva victoria si la Comisión de Segunda B ratifica su propuesta.
Los grupos por los que apuesta la Española, aunque su composición pueda parecer extraña, son los siguientes:
El I, el más variopinto de todos, agruparía a Asturias (Oviedo B, Sporting B, Langreo y Marino) Galicia (Ferrol, Pontevedra, Coruxo y Celta B), Madrid (Getafe B, Majadahonda, Atlético B, Castilla, Internacional, Las Rozas y San Sebastián de los Reyes), Baleares (Ibiza, Peña Deportiva y Baleares), Las Palmas B y Melilla. Heterogéneo e insostenible geográficamente pero con todos los visos de prosperar.
El II, el que afecta a UDL, Calahorra y Haro, lo compondrían Izarra, Tudelano, Osasuna B, Barakaldo, Athletic B, Leioa, Amorebieta, Arenas, Real B, Real Unión y Alavés. Los seis últimos serían los castellanoleoneses de la Cultural, Guijuelo, Salmantino, Unionistas, Valladolid B y Burgos. Rivales fuertes por arriba y por abajo.
El III sería el natural, el compuesto por los 11 equipos catalanes (incluido el Reus, junto a Nàstic, Cornellà, Espanyol B, Barça B, Prat, Sabadell, Llagostera, Olot, Lleida y Badalona), los siete valencianos (Hércules, Villarreal B, Levante B, Mestalla, Orihuela, La Nucía y Castellón) más el Ebro y el Zaragoza mientras que el IV es el resultados de unir a los diez equipos andaluces (Córdoba, Recreativo, Cádiz B, Sevilla B, Granada B, San Fernando, Marbella, Linense, Sanluqueño y Algeciras), los cuatro murcianos (Cartagena, UCAM, Murcia y Yeclano), los tres extremeños (Badajoz, Don Benito y Mérida) más los tres manchegos: Talavera (el más perjudicado por este encaje salvo que cambie su plaza con el Melilla aunque se rompa el criterio de territorialidad), Villarrubia y Villarrobledo.
Juanjo Guerreros es un año más el encargado de defender la voluntad de los clubes riojanos en la categoría (Calahorra y Haro). El vicepresidente reconocía que la voluntad de la Española es que castellanos, vascos, navarros y riojanos compitan juntos «pero estamos peleando» su inclusión con asturianos y aragoneses.
Por su parte, Alfonso Caneda, hombre fuerte del Izarra, bajaba los brazos. «Los equipos navarros no vamos a presentar propuesta», lamentaba consciente de que no tiene sentido ni ir contra la Federación ni contra la aritmética. «Hemos hablado con José Ángel Peláez (presidente de la Comisión de Segunda B) y sabemos lo que hay».
Aunque la propuesta de la Federación no es vinculante, su voluntad suele ser determinante y más en un caso en el que «sabemos que estos grupos tienen el consenso de la mayoría de los clubes y de poco sirve oponerse a los números».
El miércoles se despejará la incógnita pero los riojanos parecen abocados a compartir un grupo mucho más competitivo por arriba (la Cultural volverá a construir una plantilla pensando en el ascenso) y con una permanencia mucho más cara con sólo tres recién ascendidos: Haro, Osasuna B y Alavés B.






