Víctima colateral del coronavirus
Diego García (Logroño, 1975) es uno de los coleccionistas riojanos de majors, los seis maratones más prestigiosos del mundo: Nueva York, Boston, Chicago, Tokio, Londres y Berlín. El atleta, que esta temporada correrá en la Asociación Fondistas de Lardero, tenía previsto completar su álbum de grandes maratones el próximo año pero deberá esperar, como mínimo, doce meses más.
El fondista parte el jueves 27 de febrero a Japón donde el 1 de marzo tenía previsto participar en el Maratón de Tokio, el más difícil de completar por las limitaciones de dorsales que impone la organización.
Con todo preparado para correr su quinto major, Diego García se desayunó ayer con la inesperada noticia de que las autoridades japonesas, por temor a la propagación del coronavirus, han reducido a 200 atletas de elite (principalmente japoneses pues la prueba servirá para seleccionar a los participantes nipones en los Juegos) el número de participantes en una carrera que, habitualmente, reúne a millares de corredores.
De esta forma, y a la espera de que la organización oficialice su decisión, el fondista riojano se desplazará a Tokio pero de vacaciones culturales exclusivamente.
«Me decidí por inscribirme en Tokio porque creía que o entraba este año que era olímpico o iba a ser muy complicado participar», lamenta el corredor que pospuso a 2021 su decisión de competir en Boston, el que será su sexto y último major.
«Tenía marca (inferior a dos horas y45 minutos) para entrar en la categoría Run as One, Semielite, no asiático, me aceptaron y preparé todo para viajar a Japón», recuerda. Sin embargo, sus planes deportivos cambiaron de la noche a la mañana. «Es un problema de fuerza mayor. Sé que no se puede hacer nada», lamenta consciente de la psicosis que rodea a una enfermedad que tiene en vilo a medio planeta.
«El objetivo era correr en Japón este año y, al que viene, en Boston. Tendré que intentarlo en 2021 pero me encontraba muy bien», recuerda. A Diego García le conservan la inscripción para el año que viene, «aunque tendré que pagarla de nuevo» se sorprende, confiando en que, para esa fecha, el Covid-19 quede en el más profundo olvido.






