Tiempo de continuismo
Eduardo Arévalo (Calahorra, 1977) lo ha sido todo en el Calahorra que el pasado domingo festejó su tercer ascenso a 2ª B. Hace dos años, en los penaltis, a su Calahorra se le escapó la gloria («tiramos cuatro y los fallamos, pero el domingo marcó Barrón desde los 40 metros y Gonzalo hizo el suyo a lo panenka», recuerda) pero ahora disfruta de lo conseguido «porque soy de aquí, soy un aficionado más y esto me toca muy de cerca».
Tras poner fin el pasado verano a su etapa como entrenador -es uno de los técnicos con más partidos dirigidos en Tercera- no tardó en reincorporarse al organigrama del Calahorra como director deportivo, cargo en el que ha sido copartícipe del ascenso logrado el Buñol.
Junto a la directiva, le corresponde dar forma a la plantilla de la temporada 2018-19 que tratará de asentarse en 2ª B. La primera decisión es conocer quién será el técnico encargado de guiar el regreso a la división de bronce.
Aunque ni confirma ni desmiente, todo apunta a que el acuerdo con Miguel Sola (Pamplona, 1957) es inminente y que el navarro regresará a una categoría en la que destacó al frente del Real Unión, hace ya tres lustros.
Si su continuidad se da por segura, falta por decidir qué pasará con su cuerpo técnico, especialmente con su segundo Germán Idoate, que aunque se da por segura su incorporación a la Mutilvera, el Calahorra confía en retenerlo para el proyecto.
Y, una vez confirmado al primer y segundo entrenador, la labor de la dirección deportiva es configurar una plantilla de garantías para lograr la permanencia.
Arévalo reconoce el deseo de «mantener a 13 ó 14 futbolistas» de la actual plantilla «y luego hacer retoques».
«Sabemos que no será fácil porque hay jugadores que se han revalorizado tras la temporada, pero sabemos que hay mucha calidad y de que, como puede suceder a otros equipos, no es necesario firmar a 18 para jugar en Segunda B», asume.
Mientras la ciudad festeja el tercer ascenso (el club será recibido esta tarde por el alcalde de la localidad), el propósito de la directiva es dar continuidad al trabajo de los últimos años. «El objetivo es mantenernos en Segunda B, pero sin renunciar a nada. Tenemos los pies en el suelo. Sabemos que no podemos aspirar al ‘play off’ pero tampoco queremos estar desahuciados en diciembre como les pasa a muchos equipos recién ascendidos», informa.
La directiva es consciente de que, en corto espacio de tiempo, la 2ª B sufrirá una reestructuración: «Sabemos que va a haberla, no sabemos cuándo pero tenemos que estar preparados». Además, el club espera fortalecer su cantera. Óscar Sáenz se hará cargo del LJN, con la mente puesta en poder aspirar, «a medio plazo», a División de Honor y, sobre todo, que «los Chacón, Cristian o Iñaki Toledo», canteranos en el primer equipo, «tengan continuidad».






