Tempestad política y judicial a la vista en Viguera
La primavera ha llegado a Viguera lo que hará, según sus lugareños, que sean más los ciclistas que los periodistas los ‘forasteros’ que se acerquen a la localidad. El municipio camerano continúa en el ojo del huracán después de la detención por la UDYCO de su actual regidor, Aitor Santibáñez, que en una de sus últimas decisiones ejecutivas optó por no pagar la fuente de cuatro caños de la Plaza de España y las treinta farolas contratadas hace tres años por el anterior alcalde, Francisco Jalón. Prometió, en su lugar, colocar un mástil y una bandera para honrar el nombre de la plaza. En ausencia de rojigualda, el municipio ha amanecido esta semana con tiempo primaveral y con un nuevo centro floral en sustitución de la citada fuente.
Pero más allá de estos cambios cosméticos, la actualidad viguereña sigue monopolizada por una doble vertiente política y judicial. Así, el Diario La Rioja publicaba en su edición del miércoles una inminente moción contra Aitor Santibáñez, expulsado de militancia del Partido Popular el pasado 22 de marzo pero que sigue al frente del municipio.
El regidor, además, deberá pasar por el juzgado de Instrucción número 1 de la capital riojana el próximo 3 de mayo, fecha en la que se reanudará uno de los juicios que tiene pendiente el primer edil por el pinchazo sufrido en el vehículo del secretario general de la asociación ecologista Amigos de la Tierra y que fue aplazado, en fechas simultáneas a su detención por la UDYCO por un presunto delito de malversación (desvío de gasoil del colegio a su domicilio particular) y falsedad documental. El Consistorio fue, el fin de semana anterior a la detención de Santibáñez, allanado. En el pueblo, se extrañan por tanta coincidencia «aunque es cierto que en la cerradura sí hurgaron», manifestaban.
La primavera sigue en Viguera, aunque su política está instalada en un permanente invierno. Un vecino paseaba el miércoles por la ‘remodelada’ Plaza de España mientras que los dos alguaciles municipales acometían sus quehaceres (aludiendo a la sabiduría popular reconocía que estos trabajadores «falta no hacen, pero tampoco están parados»). Éste se quejaba amargamente que los políticos «ni robar saben». Y no se refería a la presidenta de la Asamblea de Madrid.






