Standard Profil adquiere la planta de Unipapel en Logroño
Feli Agustín/ Logroño
Standard Profil, empresa que fabrica piezas de automóvil, en concreto, los perfiles de goma que se colocan en las puertas para garantizar su estanqueidad, con plantas en Varea y La Portalada, ha adquirido la fábrica de Unipapel.
La voluntad de la multinacional, según ha comunicado a los comités de empresa, es trasladar los centros de producción de dos de sus filiales, Talleres Lispar, que se encuentra en La Portalada, y Manipulados Mendavia, que se ubica en la localidad navarra aunque la mayoría de sus trabajadores son riojanos, a las instalaciones de la antigua papelera, que se levantan en el polígono Cantabria.
La empresa turca, propietaria de la antigua Permolca desde 2012, reafirma así su intención de permanecer en La Rioja y despeja las dudas surgidas en los últimos meses en todos sus centros de trabajo , que temían una deslocalización, aunque no queda garantizado que vaya a mantener su actual volumen de plantilla.
De hecho, los trabajadores de Manipulados Mendavia, que ha visto reducir sus efectivos de manera notable en el último año -ahora cuenta con un centenar- ya alertaron hace unos días sobre un posible cierre, una amenaza que ya denunciaron los sindicatos el pasado marzo, coincidiendo con la visita del presidente José Ignacio Ceniceros a Standard Profil.
El mismo temor se extendía en Talleres Lispar, cuyos trabajadores se manifestaron también el pasado marzo, tras el despido de nueve empleados y ante la sospecha de que el grupo llevara gran parte de su producción a la factoría marroquí de Tánger, lo que acarrearía una importante disminución de la plantilla, que supera los 200 empleados.
Standard Profil, que cuenta en España con las tres plantas de La Rioja y la de Mendavia, emplea en conjunto unos 800 trabajadores y factura 140 millones de euros. El grupo turco, fundado en Estambul en 1977 con siete empleados, es actualmente uno de los gigantes mundiales del sector de la automoción con 13 plantas en siete países (España, Turquía, Bulgaria, China, Sudáfrica, Marruecos y México) y más de 8.000 empleados.
Auge y caída de una papelera
Fundada en los años 40 como Papyrus, en 1976 se convierte en Unipapel, tras la fusión de Papyrus con Segundo Moreno, de Madrid; y Vascongada de Sobres y Bolsas, de Tolosa. En 2012, la compañía, con las tres factorías en Logroño, Guipúzcoa y Tres Cantos, adquiere las empresas Adimpo (mayorista de productos informáticos) y Spicers (mayorista de material escolar y de oficina) y, con el nombre de Adveo, se convierte en la compañía europea líder en la distribución de productos, servicios y soluciones de oficina.
Hasta aquí, la firma ha mantenido un camino ascendente y nada hacía augurar el final tan dramático que le esperaba. Pero en 2014, Adveo vende su unidad de negocio industrial al fondo de capital riesgo Springwater, con sede en Ginebra, por 16 millones, aunque mantiene la propiedad de las tres plantas. Y es que solo dos años después, en julio de 2016, Unipapel cierra sus puertas dejando sin empleo a sus 293 trabajadores, de los que unos 60 trabajaban en el polígono de Cantabria. A partir de ahí, la desesperación de sus empleados, un largo rosario de trámites judiciales, de la administración concursal a sentencias de la Audiencia Nacional, y acusaciones recurrentes sobre el propietario del fondo buitre, Martin Gruschka, que ha dejado más cadáveres entre las empresas españolas. El pasado mayo, Adveo puso a la venta de su patrimonio inmobiliario ‘ocioso’ en España y Bélgica, con el que esperaba ingresar entre 35 y 40 millones.






