«Somos sanitarios, es lo que nos ha tocado»

Bárbara Moreno / Logroño
El hotel Ibis Style Victoria de Arnedo fue el primer establecimiento hotelero de La Rioja que se ofreció para lo que fuera a las autoridades regionales y locales cuando comenzó la pandemia. ´Como familia empresaria de Arnedo quisimos ponernos a disposición de los arnedanos, nosotros vivimos con, de y para Arnedo. Y este es nuestro granito de arena´, explica el gerente del hotel, Demetrio Domínguez. Así que le llamó el alcalde de Arnedo por si quería ofrecerse como establecimiento para acoger a los trabajadores de la residencia de mayores de Arnedo, y aceptó encantado. Hoy Domínguez es espectador en primera fila de ´la fuerza y entereza´, de estas trabajadoras. ´No es fácil, es duro, día a día, lejos de su familia y de sus hijos´.
Un total de 22 chicas y 2 chicos viven en este hotel de Arnedo desde hace 15 días. Empezaron 12, pero poco a poco han ido a más. Han creado un grupo de whatsApp entre ellas para poderse comunicar, porque tampoco pueden estar juntas, y le han llamado ´Heroínas del Victoria´, en el que han incluido a Demetrio también.
Están distribuidas en varias plantas, en cada una se ha habilitado un microondas, cafetera y nevera, para que se hagan el desayuno. Y la comida se la llevan desde la misma residencia en bolsas individuales que cogen y comen en su habitación. Intentan entrar y salir por separado, y en tiempo récord los proveedores de Domínguez han conseguido crear una puerta nueva con códigos de entrada para que nadie tenga que estar pendiente de abrirles.
Demetrio Domínguez está solo en el hotel ofreciéndoles lo que requieran, si bien todos sus empleados estaban dispuestos a ayudar, pero prefirió estar él solo para evitar que hubiera más contagios. Y él estará hasta el final de los días que le necesiten en apoyo a la residencia de su ciudad, ´porque es donde están nuestros mayores y nuestra historia´.
En primera línea
Y al otro lado de las puertas de las habitaciones de este hotel, es donde se encuentran los sanitarios. Alicia Ibáñez es enfermera en esa residencia. Lleva viviendo fuera de casa 15 días. Tiene dos niñas a las que dejó en casa y sus padres han subido a su casa para cuidarlas. ´Es muy duro, además de separarte de tu familia, psicológicamente afecta mucho ver a tus pacientes, como se deterioran y luchas, porque sentimos el apoyo de todo Arnedo, de todas las empresas´. Y también quiere agradecer a su empresa Serunion que ya tenía EPIs comprados, ´nunca nos han tenido sin material, y nos están cuidando mucho y eso hay que agradecerlo´.
Y quizás sea ese el éxito de que en esta residencia haya menos contagios, 26, pero se encuentran en estado leve, y ha habido dos fallecidos por COVID-19, según han confirmado otras fuentes a este medio.
En la residencia hay unos 112 abuelos, y unos 60 trabajadores. Pero han modificado todo el trabajo, explica Ibáñez, se ha redistribuido todo el calendario, los trabajadores que trabajan con los infectados por COVID-19, no trabajan con los demás ni pasan de zona. Se ha reubicado en una planta a todos los contagiados. Incluso la empresa ha comprado dispositivos móviles para que les puedan videollamar sus familiares. ´Nos hemos organizado muy bien desde el principio. Hemos convertido la residencia en un hospital de infecciosos, y cortas mucho la transmisión. La paras. Otras residencias igual no lo han hecho porque no se pude hacer por infraestructura´. Alicia como enfermera, pero en nombre de sus compañeras, quiere agradecer también a la directora de la residencia, Marisol Quiñones, ´cómo ha luchado por nosotras, somos las que estamos en primera línea de guerra, y nos ha armado de arriba abajo´. Y a Demetrio Domínguez, ´como nos cuida, no se puede agradecer nunca, esto te llega al corazón´.
Luego, cuando estas profesionales llegan al hotel, solo hablan por whatsApp, intentan ni verse en los pasillos, salen a las 20.00 horas a aplaudir las que estén en ese momento. Pero, como asegura Alicia, ´pasas mucho tiempo sola, y le das mil vueltas a la cabeza. Entre nosotras nos animamos. Hay días que lloras, otros que ríes. No sabes por qué lloras´, narra.
Pero, como concluye otra más de las heroínas riojanas, ´somos sanitarios y nos ha tocado esto´. Y este no es un grito de guerra ni mucho menos, pero sienten su vocación, cuidan de sus abuelitos, como ella dice, y sufren mucho viendo como se deterioran. Pero todo esto pasará, y entonces todo se verá de otra forma. Y agradecen en cualquier caso como toda la sociedad se está volcando con ellos, y cómo están aflorando otros valores.






