Carmen Sánchez / Logroño
La patata ha vuelto a ser la reina de la jornada de San Mateo. Al más puro estilo tradicional, y lejos de las técnicas culinarias más vanguardistas, 120 cuadrillas han dado este jueves el todo por el todo para cocinar la mejor caldereta de las fiestas.
El concurso, que este año celebraba su undécima edición, ha congregado a cientos de logroñeses en la calle Gonzalo de Berceo. Aunque muchos partían con el objetivo de conseguir el primer premio del certamen, otros se conformaron dedicar el día a disfrutar con la familia y los amigos en torno a una mesa.
No ha habido ni una caldereta igual. El único ingrediente en el que todos han coincidido ha sido en la patata, por razones obvias. El sofrito de verduras tampoco ha faltado ni el pimiento en sus diversas variedades.
El principal punto diferenciador de los guisos lo ha marcado la carne. Las ha habido con cerdo, otras con cordero o, incluso, caracoles.
Hay quien ha preferido prescindir de este alimento y apostar por hacer un menú vegetariano. Pero también quien ha presentado una caldereta de cordero halal, es decir, que sigue los preceptos marcados por la religión islámica. Da la casualidad de que ambas recetas las presentó el grupo de Cruz Roja, en el que estaban una treintena de jóvenes de entre 18 y 30 años.
El secreto del guiso
Dicen siempre eso de que el secreto está en la masa. Pero, en este caso, algunos cocineros lo guardan bajo llave mientras cubren el guiso con una tapa para que su cocción siga su curso y esté listo para que lo pruebe el jurado.
Los niños tienen menos pudor a la hora de desvelar sus secretos culinarios. Suelen decirte la receta de carrerilla, como una lección bien aprendida; aunque no terminan de convencernos cuando nos aseguran que el cocido es obra suya mientras miran por el rabillo del ojo a sus progenitores que les acompañan a corta distancia.
Otra de las particularidades que tiene este concurso es que, además de premiar la mejor caldereta, también se reconoce la mesa mejor decorada. En esta categoría también se ha podido ver de todo, aunque se podían contar con los dedos de una mano las mesas que se lo habían trabajado.
La temática, en todos los casos, ha sido la misma: la vendimia y La Rioja. A partir de ahí, la creatividad y la imaginación han hecho el resto: ramos de uvas hechos con globos, muñecas de legumbres o verduras de la huerta riojana.
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