Lo que el COVID no ha podido separar

Eva y Sergio con Ashley, felices en la habitación de la planta de maternidad./ NR
Bárbara Moreno / Arnedo
«Hoy ha sido como despertarme de una mala pesadilla, pero al segundo me he encontrado con mi bebé y mi marido». Así explicaba Eva cómo se sentía después de haber dado a luz sola el domingo de madrugada, que le alejaran de su niña 36 largas horas, pero este lunes ha pasado su primera noche con su niña, aunque para la bebé era su segunda noche en este mundo, porque la primera la pasó lejos de mamá, eso sí, estuvo con papá que la arrulló durante toda la larga noche. Un falso positivo por COVID-19 ha truncado las primeras horas de Eva con su bebé, una de las cosas más maravillosas para una mamá. Y es que, realmente todo pareció una pesadilla, y todo, por este caos de la pandemia del coronavirus. Pero comencemos por el principio.
Eva se puso de parto el sábado por la tarde, como ya le habían explicado, cuando llegara al hospital San Pedro le iban a hacer la prueba del COVID-19, y dio positivo. Ella no se lo podía explicar porque había estado durante todo el confinamiento en casa, solo había salido a su ginecóloga. Y su marido había extremado todas las precauciones y los protocolos de seguridad por si se contagiaba él. Así que desde que dio positivo se quedó sola, mandaron a su marido salir fuera de la sala y le hicieron también la prueba, y dio negativo. Y no le dejaron estar en el parto. Así que Eva estuvo sola, eso sí, «acompañada de la matrona en todo momento, a la que no puedo más que agradecerle lo bien que se portó conmigo, ella y todo el personal que me atendió, gracias a ellos no me derrumbé. Y por supuesto gracias a mi ginecóloga que no me ha dejado en ningún momento y se ha preocupado por todo el proceso y toda mi estancia aquí». Estuvo sola en el paritorio durante 8 horas, pasó los peores dolores de su vida, «no recordaba para nada este dolor con el otro nene, que tiene tres años ahora», y todo sin poder apretar la mano de su marido. Para colmo se le complicó el parto, la niña no salía, y después de estar durante más de dos horas y media ya dilatada del todo pujando y empujando para que saliera la niña, a la mamá se le subió la temperatura, y le hicieron una cesárea.
A partir de ahí, Eva vio un segundo a su preciosa niña, no quiso ni que se la pusieran encima por si le contagiaba el virus, ante sus llantos de impotencia. Y la separaron de ella, porque a Eva la subieron a la sexta planta, en la que están los contagiados de COVID 19. Y allí estuvo sola durante 36 horas sin ver a su niña, la veía por videollamadas, mientras al marido le dieron una habitación en maternidad, le dejaron a la nena, y la alimentaban con biberón. Mientras, Eva en la planta sexta se intentaba sacar leche, pero ya le dijeron que no se la podría dar a la nena por cuestiones de seguridad.
En cualquier caso, Eva no se conformó con el positivo por coronavirus porque su marido había dado negativo, la nena también dio negativo y tampoco había tenido ningún síntoma, y pidió que le hicieran un segundo test, y dio negativo. Por lo que lloró y lloró de emoción, después de haber estado 36 horas sin su niña, y sin su marido. Ya el lunes por la tarde la bajaron a planta de maternidad, «no pude dejar de llorar en todo el día». Allí se reunió con ellos, y no se pudo apartar de su chiquilla, a la que entre lágrimas le quería pedir perdón por haber tenido que nacer en tiempos de coronavirus, y por haberse perdido las primeras horas de calor después de haberla albergado durante 40 semanas y cuatro días en su vientre.
Así y con todo, probablemente, cuando este artículo vea la luz en las páginas del diario Noticias de La Rioja, una Eva valiente luchadora y muy bonita, su nena Ashley, y su marido Sergio, estarán ya camino de su casa, donde les esperará su pequeño Martín. De lo contrario, y si hubiera estado contagiada, Eva quizás se hubiera tenido que quedar más días en el hospital, sola, en esa habitación de la sexta planta y lejos de sus tres amores. Así, el destino, y la lógica han querido que esta haya sido otra historia con final feliz.






