Las funerarias doblan el trabajo pero no se colapsan
Bárbara Moreno / Logroño
El número de fallecidos por el COVID-19 copa a diario la apertura de las portadas de periódicos y las emisiones de los telediarios. Pero detrás de cada cifra hay un nombre y un apellido, una vida truncada y una familia que llora la pérdida y la imposibilidad de una despedida digna.
Las funerarias riojanas están viviendo días de desbordamiento de trabajo, si bien, toda la labor está saliendo adelante gracias a que están haciendo todas las horas que sean necesarias para ´atender a las familias como se merecen´. Maite Orío es la gerente del tanatorio San José, funeraria que presta servicios en toda La Rioja. Reconoce que ahora tienen mucho más trabajo, porque es obvio que hay muchos más fallecimientos, ´nuestro trabajo es del doble de lo que se hace normalmente´, explica.
Pero lo peor para ellos es que las familias no pueden ir a despedirse, y las tramitaciones se hacen todas de forma telemática. ´Hemos perdido la cercanía con la gente, y sabemos que era necesaria para ellos´.
Están trabajando muchas más horas, y dedicando más tiempo, para atender todos los fallecimientos. Y ha sido voluntad de todos los trabajadores.´ Es un compromiso social que se tiene con los ciudadanos, con las familias y hacemos todo lo que está en nuestras manos, si hay que trabajar más horas la hacemos´, detalla Orío.
En realidad, la gerente del tanatorio San José explica que no se han colapsado los enterramientos ni cremaciones, como mucho se demora uno o dos días, pero con la nueva orden del estado de alarma no hay que dejar transcurrir más de 24 horas desde que fallece la persona hasta que se entierra o incinera. En los tanatorios sí que están guardando cuerpos que llegan desde el hospital cuando ahí tienen los frigoríficos llenos. Y en el crematorio municipal se han doblado las incineraciones. ´En realidad no se ha colapsado porque se están trabajando más horas´. Y los trabajadores tienen que cumplir casi un ritual para vestirse y desvestirse con los EPI cuando van al hospital a por los fallecidos.
El dolor por no poder despedirse
El dolor llega cuando ven que las familias no se pueden despedir en condiciones de sus seres queridos, solo pueden ir tres personas a los enterramientos o al crematorio, y en el caso de que haya más hijos, ellos se apañan, la policía coordina. Pero en muchos casos es doloroso que la familia no pueda ver por última vez a su ser querido aún metido ya en el ataúd, pero es que los cuerpos vienen ya en sudarios sellados desde el hospital por cuestiones de salud. ´Limitan tanto, que es muy doloroso, pero la gente lo entiende y se comporta, porque es lo que hay que cumplir. Las familias están teniendo un comportamiento ejemplar´.
Eso sí, esta labor en exceso también está pasando factura a los propios trabajadores de la funeraria, son demasiados fallecidos a la vez. Orío narra que lleva toda la vida trabajando en el sector funerario, ´y no pensaba jamás que iba a vivir esta situación, al principio fue muy doloroso. Ahora lo vas asimilando más. Da mucha pena pero hay que trabajar y dar el servicio. He visto muchas cosas, pero que las familias no los pudieran ver, es horrible´. ´Los féretros van directamente al cementerio, no los pueden velar´.
Confía en las cifras
Y en cuanto a si el número de muertos no coincide con las cifras que se están dando de fallecidos por COVID, Orío considera que las cifras son las cifras, y que quizás se deba a una demora entre el fallecimiento, y la contabilización en registros sanitarios. ´Pero confío en que los números son esos, y en las instituciones sanitarias, por su puesto. No se pueden poner más ni quitar. Puede ser un desfase en el cómputo, no que no se haya contado, ni que estén engañando´.
Nuevas tendencias
A diferencia de en otros lugares, San José ha mantenido precios, de hecho, Orío indica que ellos tienen los precios mantenidos desde hace 3 años.
Y como explica la gerente hay tendencias que van cambiando, ahora están apreciando que están aumentando las incineraciones. De normal se venía haciendo un 60% de incineraciones y un 40% de enterramientos, y ahora con el coronavirus hay un 5 o 6% más de cremaciones.
O por ejemplo el servicio de flores se ha reducido hasta que su presencia es casi testimonial.
De momento, desde esta funeraria no se ha trabajado con ninguna familia extranjera desde que se decretó el estado de alarma. Normalmente cuando hay fallecidos marroquís o de países del este mandan los féretros a sus países de origen, pero ahora no podrían repatriarlos porque están cerrados los aeropuertos.
Despedidas merecidas
Maite Orío vive esta sensación del final más trágico de la pandemia en primera línea, y espera, como todo el mundo que todo termine. ´Yo pienso que ya llevamos un día menos, y que mañana estaremos un poquito mejor. Confiando que todo vuelva a la normalidad. Costará, eso no va a ser de inmediato, y no van a dejar hacer funerales en cuanto se levante el confinamiento. Eso sí, Orío espera también que todo esto pase pronto, porque sabe lo importante que es para las familias poder hacer una despedida bonita, ya sea en forma de misa funeral o no, pero una despedida que se merece el difunto. Porque es una forma de descansar mejor.






