La Ribera se viste de luces
Pepe Herraiz / Logroño
Logroño, San Mateo y sus corridas de toros. Fiestas grandes con una feria taurina que mantiene su categoría con 5 corridas de toros y una novillada picada. Los Sanmateos taurinos logroñeses llegan en la punta de lanza de la temporada, en inmejorable momento para comprobar estado y situación de toros y toreros. Ausentes Julián López ‘El Juli’ y José Mari Manzanares, quedan carteles importantes: el día 19 martes corrida mixta con Hermoso de Mendoza y Alejandro Talavante y Roca Rey, dos matadores en los primeros puestos en el escalafón, con toros de Hros. Sánchez y Sánchez y Jandilla. El día 20, con toros de Juan Pedro Domecq, Enrique Ponce, Antonio Ferrera y Luis David Adame. El día 21, con toros de El Pilar, el riojano Diego Urdiales, Miguel Ángel Perera, y cierran feria los toros de Victorino Martín. También está el aliciente del cartel del día 22, con una terna triunfadora esta temporada, con toros de Zalduendo, Joselito Adame, Juan del Álamo y Ginés Marín, ya triunfador en el taurinismo riojano, ganador del XLI ‘Zapato de Oro’ de Arnedo 2014.
La feria matea 2017 está servida en la amplia mesa festera, con mantel de lujo taurino, para saborear un apetitoso menú.
27 años de maestría
Enrique Ponce vuelve a Logroño. Sus primeros pasos toreros en la capital riojana fueron en la desaparecida plaza de La Manzanera. Se presentó en 1987 en una novillada benéfica pro subnormales. Con 15 años y una expresión y cuerpo aniñados. Alternó en su debut con Pepe Almilburu, Luis Caros Aranda y Manolito Campuzano, lidiando reses de los hermanos Santamaría. La organización solo sabía que era sobrino-nieto del matador valenciano Rafael Ponce ‘Rafaelito’. Repitió el año siguiente, también con fines benéficos junto a los riojanos Pérez Vitoria y el Víctor. Aportó una difícil facilidad el sentido clásico del toreo, su valor consciente, su paciencia fueron causa de que se experimentarse el cambio de niño a torero. Los aficionados hablaban del jovencísimo Ponce más de lo que pudiera ser en el toreo, su valor consciente, su sapiencia fueron causa de que se experimentase el cambio de niño a torero.
Al año siguiente, el joven Ponce comenzó con picadores en Sevilla, Madrid. Valencia, Barcelona y Zaragoza con triunfos importantes.
El torero de Chiva remató temporada en la Feria de novilladas de Arnedo en el año 1998 y en esa plaza ganó el Zapato de Oro en su XV edición. Sumó trofeos también en las ferias de Castellón y Valencia. El galardón arnedano fue el de más alto nivel de aquella etapa.
Ha trazado faenas de alta calidad artística para el recuerdo. La mala suerte también le acompañó en alguna feria matea. Retornó a La Ribera, pero sigue pendiente salir a hombros por la puerta grande. El año pasado, el triunfo de Ponce no lo reconoció la presidencia, le negó la salida a hombros al no concederle dos trofeos en el mismo astado. El jurado lo nombró triunfador.






