La ola de calor no perjudicará a la viña pero sí al cereal en Rioja Alta
Bárbara Moreno / Logroño
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) mantiene de momento los pronósticos para esta semana en La Rioja de alertas por altas temperaturas, que podrán alcanzar en Logroño el viernes los 43 grados centígrados, esto son 16,1 grados por encima de lo normal para un día de junio, pero es que la noche también será cálida, o lo que los meteorólogos denominan habrá noche tropical, porque la previsión es que la mínima alcance los 22 grados centígrados, lo que supone ser casi 9 grados por encima de la media de las mínimas de un día de junio. En la ibérica no obstante las temperaturas no serán tan altas, «pero este calor traído por una corriente de aire africano afectará a toda La Rioja».
Así lo explica el delegado territorial de la AEMET en La Rioja, José Antonio Pellitero, quien asegura que «sin duda, lo de esta semana será una ola de calor». Eso sí, quiere dejar claro que las previsiones previsiones son, y que hace falta que después se cumplan los registros, «a cinco días vista el pronóstico no es del 100%». El mismo indica que para que sea una ola de calor se tienen que dar varios requisitos como que: las temperaturas altas perduren durante 3 días consecutivos, que se dé como mínimo en el 10% de las estaciones meteorológicas consideradas, y que los registros estén por encima del percentil del 95% de la serie de temperaturas más altas de los meses de julio y agosto.
Pellitero explica que esta ola de calor es un episodio puntual si bien que hay que contextualizarlo todo, porque la tendencia de aumento de temperaturas es evidente, «y este episodio en concreto no tiene que ser por el cambio climático en sí, pero el calentamiento global sí que hace que cada vez haya más episodios de este tipo», añade el experto.
De hecho, «la previsión es que cada vez haya más episodios de este tipo, de la misma forma que la previsión es «que las temperaturas vayan aumentando año a año», sentencia Pellitero.
El cambio climático es evidente
La coordinadora académica del máster de gestión ambiental y energética en las organizaciones de la UNIR, María Dolores Cima, considera que es evidente que hay un cambio climático, «ya no hay duda y lo tenemos aquí». Pero lo que tenemos que hacer son estrategias de adaptación y mitigarlo.
Respecto a esta semana de ola de calor, considera que es un fenómeno aislado que a su vez es ejemplo de que se dan con más frecuencia, y tanto estas olas de calor como otros efectos extremos como tormentas de granizo están aquí, «y son consecuencia de ese cambio climático que ya vivimos».
En cuanto a sectores como la agricultura, o el vino, indica que los agricultores tienen hoy herramientas precisas que ayudan a tener previsiones muy puntuales, «pero hay que pensar en futuro», en cómo va a ir transformándose el clima,« y en cómo modificar los cultivos, como por ejemplo moverlos geográficamente, y cultivar en zonas más frías o del norte». También se refiere a sistemas de riego que habrá que modificar, o a otras estrategias para combatir las plagas de patógenos, «teniendo en cuenta que con el cambio climático están disminuyendo las heladas, que son la forma natural de combatir las plagas».
También aludió a estudios que indican que si ya hay un 30% de la población afectada por las olas de calor y el efecto invernadero por las altas emisiones de CO2, para 2100, ese porcentaje subirá al 75%. «Sin querer ser alarmista estos son estudios basados en informes totalmente científicos y matemáticos y hablan de condiciones devastadoras para el planeta».
Cima propone abordar los compromisos del Acuerdo de París de 2015, en el que la Unión Europea se ha puesto como objetivo reducir un 40% las emisiones para 2030; eso sí, asegura que «los ayuntamientos se tienen que implicar, como establece este acuerdo, y esto comienza como una gestión adecuada de los residuos y una promoción verdadera del transporte público», recomienda.
Un episodio poco peligroso para la uva
Una ola de calor como la que se prevé esta semana resultaría horrible para el cultivo de la viña en los meses de agosto o en septiembre, pero no en estos momentos del año. Así lo explica el catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja Fernando Martínez de Toda, quien es consciente de que el cambio climático está modificando en realidad el ciclo de la viña.
Este experto de la UR explica que las altas temperaturas que se han pronosticado para esta semana no son excesivamente peligrosas por el periodo de maduración en el que se encuentra la uva ahora mismo. «Estamos a la salida de la primavera, tenemos agua en el suelo, la planta puede refrigerarse, y el fruto o la baya ya ha cuajado en la mayor parte de las viñas de La Rioja, por lo que este calor excesivo no será peligroso», insiste.
En cualquier caso, considera que sí va a haber un adelanto en el ciclo vegetativo, y que por tanto se adelantará la maduración. Y que también podría haber alteraciones en la producción, pero para nada en la calidad.
Así, indica que el problema que podría ocurrir en agosto o en septiembre, que es cuando la uva está madura, afectaría a parámetros tan importantes como al azúcar y la acidez.
Y precisamente Martínez de Toda ha elaborado un estudio junto a otra investigadora de la Universidad de Lleida sobre que el aumento de temperaturas debido al cambio climático puede provocar un adelanto de hasta 16 días en la maduración de la uva en la Denominación de Origen Rioja de aquí al año 2050. Estudio que se presenta en el 21º congreso Giesco que se celebra en Tesalónica (Grecia) esta semana.
El estudio, titulado Impacts of the projected changes in temperature under scenarios of climate change on vine phenology of three red varieties cultivated in Rioja (Spain), analiza el efecto potencial del cambio climático sobre la fenología y la composición de la uva de las variedades Tempranillo, Garnacha y Mazuelo cultivadas en la DOCa Rioja, según indican desde la Universidad de la Rioja.
Y los análisis prevén para un escenario de estabilización de las emisiones, un adelanto de entre 8 y 12 días en la maduración del Tempranillo para el 2050, dependiendo de la zona en la que se localice el viñedo (Rioja Alta fresca, Rioja Alta cálida o Rioja Oriental). Las proyecciones para 2070 sitúan estas previsiones entre 11 y 17 días de adelanto.
El cereal sí se verá afectado
El cereal sí se verá afectado por las altas temperaturas que se pronostican para los próximos días. En especial en Rioja Alta, donde la intención es cosechar en breve, o como mucho la semana que viene.
El presidente de la UAGR, Óscar Salazar, explica que si las previsiones de merma de cosecha en el cereal ya eran de un 30% en Rioja Alta y la zona de Santo Domingo, Foncea y Fonzaleche, que es en realidad donde está la mayor parte de la producción del cereal de La Rioja, las previsiones son que se van a mermar más. «No hay humedad en el suelo, no está lloviendo nada, esta es una de las peores sequías que conozco, y si se cumplen los pronósticos de las altas temperaturas, para los cerealistas de estas zonas será un gran problema».
Sin embargo, en Rioja Baja donde ya están cosechando no habrá tanto problema, Luis Miguel Ezquerro, responsable del almacén de la Cooperativa GARU en Pradejón, explica que sí que habrá una pérdida superior al 30% por la falta de agua en lo que va de año, y habrá fincas en las que no se va a llegar ni a cosechar 3.000 kilos por hectárea, (cuando lo normal son 4.000 kilos), pero este calor no les va a afectar porque ya están recogiendo.
El cereal que más se produce en La Rioja es el trigo, le sigue la cebada y muy por detrás los triticales. La Rioja podría producir 154.200 toneladas de cereal en esta campaña, situándose así en la novena comunidad de más producción total, y por detrás de Castilla y León, Castilla La Mancha, Aragón. Andalucía, Cataluña, Navarra, Extremadura y País Vasco.






