«La gente necesita distracción»
Pablo Hervías (Logroño, 1993), futbolista del Valladolid, pasa la cuarentena en la capital castellana a la espera de que el estado de emergencia remita y los deportistas, entre otras profesiones no esenciales, puedan volver a ejercer su actividad. El extremo se encuentra en Valladolid mientras que el resto de su familia aguarda en la capital riojana. «El club nos indicó que nos quedaramos en Valladolid para tenernos controlados. Hubiera preferido venir a Logroño, con la familia. Aunque somos profesionales y se acatan las decisiones del club», informa.
Pablo Hervías, formado en el Balsamaiso antes de dar el salto a la Real, ha jugado las últimas campañas a caballo entre Valladolid y Eibar. Con el club albivioleta aún tiene dos años de contrato. El extremo no puede salir a la calle ni pisar los Anexos de Zorrilla aunque al menos puede ejercitarse en casa. «Llevamos tres semanas y media sin entrenar y se hace aburridísimo, como todo al mundo. Se echa en falta el balón», lamenta.
Dispone de bici estática, cinta, balones medicinales y esterillas para hacer core. «Si no corro, suelo realizar dos horas de bici. Si corro, hago una hora de bici a velocidad media. Sabemos que no es lo mejor pero nos apañamos, aunque mentalmente te cansa«, apunta consciente de que a esta rutina obligada aún le quedan «veinte días más».
Tras completar la preparación física, aprovecha las horas restantes para ver «Netflix, Movistar, jugar a la Suite y pasear al perro». «También cocino, que conste», agrega.
Con el estado de emergencia prorrogado hasta el 26 de abril, Pablo Hervías no se atreve a poner fechas al regreso a la competición. «No sé cuándo va a ser. La emergencia está programada hasta el 26, luego habrá que ver si se puede volver a la normalidad poco a poco. Además ya se ha señalado que necesitaremos dos semanas de pretemporada», aclara. «Veo poco probable que podamos volver a jugar a primeros de junio, la verdad», se sincera.
Aunque el fútbol ha desaparecido de las conversaciones cotidianas, el jugador logroñés defiende la vigencia del deporte rey: «Sí creo que se necesita que haya fútbol. La gente necesita distracción. Aunque sea a puerta cerrada, que no es lo ideal y que a mí no me gusta porque parece un entrenamiento, creo que es bueno que vuelva el fútbol».
Cuando se reanude la competición, la compresión del calendario obligará a jugar más de un cuarto de temporada en apenas un par de meses. «El confinamiento mentalmente está siendo un desastre. Entrenamos en casa pero no es lo mismo. Luego vamos a jugar once partidos contrarreloj», apunta. «Lo he hablado con mis compañeros y estamos de acuerdo en jugar un partido cada tres días. Jugar es lo que te motiva», apunta. Eso sí, este ritmo y el hecho de llevar cuatro semanas confinados «y las tres que nos quedan» puede hacer que se disparen las lesiones: «Habrá que tener cuidado porque se va a notar».
Pablo Hervías confía en que se recupere la «normalidad» porque «no creo que el coronavirus lo vaya a cambiar todo». Eso sí, el COVID-19, como a muchos, le ha apartado de momento de poder ejercer su profesión. «Echo de menos entrenar en el campo, los partidos pero qué le vamos a hacer. Es lo que hay. Toca llevarlo con resignación».






