Iñaki vuelve con la ilusión de un niño
Iñaki Sáenz (Calahorra, 1988) llegó a la UDL «con la ilusión de un niño» y, una década después, regresa a la entidad que le abrió las puertas de la Segunda B (jugó 134 partidos con los blanquirrojos) con la experiencia de un deportista de Segunda categoría a la que aspira a regresar con la UDL.
El futbolista calagurritano fue presentado el martes. Con su llegada, el aficionado blanquirrojo recupera la ilusión por los valores que el lateral representa: profesionalidad, polivalencia y, por encima de todo, sentido de pertenencia y compromiso, atributos un tanto ajenos a la práctica futbolística, incluso en Segunda B.
Iñaki, acompañado en su puesta de largo como jugador blanquirrojo por Juanjo Guerreros, vicepresidente de la entidad, y por Carlos Lasheras, director deportivo, se mostró entusiasmado, como también lo está el aficionado con su llegada: «Sigo con la ilusión del primer día, la ilusión de un niño, que vine hace diez años. Vine a prueba y me dieron la oportunidad. Me siento muy valorado por el club».
Llegó casi como juvenil y se marchó para probar suerte en Segunda, categoría en la que ha militado en el Racing, Alavés y Tenerife. Regresar a la división de plata, es el objetivo. «Por suerte he jugado cuatro años en Segunda. Me lo trabajé mucho. Sé la experiencia que puedo aportar», agregaba consciente de que el ascenso es el objetivo compartido.
Iñaki ha crecido fuera de Logroño pero, en su opinión, la UDL también lo ha hecho. «Veo al club más asentado. Está a un paso de ser profesional en todos los ámbitos. La afición también ha cambiado», informaba consciente de que el club ha ganado en repercusión y poder de convocatoria.
El futbolista, que puede actuar tanto de lateral como interior, agradeció al Calahorra que en estos meses le haya permitido entrenar con ellos al tiempo que se propuso para ayudar a Sergio Rodríguez desde el primer día, empezando desde este sábado ante la Cultural.
Lleva tiempo sin competir pero está en forma. «Me cuido. Estoy físicamente bien», puntualizaba un futbolista que, seis años y un entrenamiento y medio después, vuelve a erigirse en bandera de la UDL.






