«Somos ambiciosos, pero tenemos las alas cortadas porque no hay financiación suficiente»
Gustavo Basurto / Logroño
El campus riojano vive días de celebraciones. Este viernes se conmemora el Día de la Universidad de La Rioja, este año con especial significado al cumplirse los 25 años desde su creación. Y no es la única efemérides; hace poco más de un año, el rector, Julio Rubio, tomaba posesión del cargo. Julio Rubio García (Tarazona, 1963), catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial, desgrana en la entrevista algunos de sus retos y también sus frustraciones, relacionadas, casi siempre, con la falta de fondos para mejorar las infraestructuras y dar un mayor impulso a la investigación, un campo que conoce bien. Entre otras cosas, ha sido investigador principal de proyectos locales, regionales, nacionales y del proyecto europeo ForMath (2010-2014) y ha publicado más de 50 artículos científicos en revistas internacionales de impacto. En los últimos años ha contribuido entre otros temas a la aplicación de la inteligencia artificial al procesamiento de imágenes biomédicas.
La UR cumple ahora 25 años y usted su primer año como rector. ¿Cómo va el cumplimiento de los retos que se marcó al tomar posesión del cargo?
Ha sido un año muy intenso; hemos abierto muchas iniciativas, pero hasta que no llegas a un cargo de gestión como éste no eres muy consciente de que es muy difícil hacer muchas cosas. Entre las universidades públicas, somos una institución pequeña, pero como empresa tiene un tamaño relativamente grande y como empresa pública estamos muy regulados y constreñidos por las reglamentaciones nacionales, regionales… En resumen, sí, hemos lanzado muchas de las cosas que teníamos en mente, pero no se han visto aún los frutos, porque estamos en proceso.
Recientemente, usted se lamentaba de que el alto coste de las segundas y sucesivas matrículas puede ser la causa de la pérdida de alumnos en la UR. ¿Ha tratado el asunto con el Gobierno de La Rioja?
Sí, es un asunto constante durante todo este año. En primera matrícula nuestros precios no son caros, sino equiparables al resto de universidades y mucho más baratos que las catalanas, por ejemplo. Nuestra preocupación está en las segundas, terceras y cuartas matrículas. El Gobierno de La Rioja nos transmite que cumple el decreto Wert. Ante nuestra pregunta sobre si entonces hay otras comunidades que no cumplen la ley, dicen que no lo saben, pero que están obligados a cumplirla. Aquí no hay tanto una falta de voluntad política del Gobierno de La Rioja para resolverlo, sino que dicen que están atados por la ley.
¿Qué solución hay, entonces?
Si al final tuviéramos menos ingresos porque bajasen las tasas o por que haya abandonos, el Gobierno de La Rioja tendría que financiar más. Y eso no es fácil, por la situación económica o por lo que sea. Se firmó un plan plurianual de financiación de la Universidad con el anterior equipo rectoral y en principio esa es la respuesta que obtenemos del Gobierno de La Rioja. En cuanto a aspectos concretos sí está habiendo una financiación especial; por ejemplo para el edificio Vives, que necesita una reforma para adaptarlo a las normativas de seguridad, habrá financiación especial, que no es toda la que queremos pero sobre la que estamos dialogando.
Otro tema pendiente con el Gobierno riojano es integrar la Escuela de Enfermería en la UR. ¿Cómo va ese proceso?
Tenemos un diálogo fluido y constante, pero es un tema difícil. La titulación de Enfermería la impartimos nosotros, pero en cuanto a medios materiales y profesorado depende de la Consejería de Salud. El plan de mejora con el que nos comprometimos con la Agencia Nacional de Evaluación (ANECA) implica el edificio, que se va licitando y va bien; el problema es que la parte de mejora de la docencia depende también del edificio, porque se necesitan más aulas, por ejemplo. Dependemos mucho de los plazos del edificio y eso significa que el proceso de integración no será inmediato.
Entre sus anuncios recientes está también la decisión de impartir clases incluso los fines de semana para estudios como el master de profesorado. ¿Es una respuesta a la competencia de las universidades privadas?
No. Es una respuesta de la Universidad pública ante las necesidades sociales. Teníamos un tipo de estudiante estándar y eso va variando. En los másteres intentamos ofrecer a gente que está ya trabajando la posibilidad de actualizar conocimientos. Para el Máster de Profesorado hay que tener un grado previamente y muchos de los candidatos están trabajando, por lo que hemos actuado en cuanto a flexibilizar, aunque lo de los fines de semana no es algo que esté previsto para el curso que viene. Ya tenemos el visto bueno de Aneca para adaptar el plan de estudios y ahora tendremos que ver cómo lo organizamos en cuanto a horarios o, por ejemplo, qué parte se puede hacer presencial pero con vídeo streaming…
¿Se plantean impartir contenidos de forma telemática?
Fuimos la primera universidad en implantar un título on line, la licenciatura de Historia y Ciencias de la Música, y tenemos músculo y capacidad para aplicar ese tipo de tecnologías.
Otra novedad es el centro de idiomas. ¿En qué consiste?
Responde a una apuesta de este equipo rectoral, que es la internacionalización. No es una gran novedad, sino más bien institucionalizar actividades que ya se hacían. Todo eso nos permitirá acreditar. Nosotros no podíamos dar títulos, el equivalente al B1, el B2, etcétera, pero al tener un centro de idiomas nos agrupamos con la Asociación de Centros de Lenguas en la Enseñanza Superior (ACLES) y podremos hacerlo. No es cerrado para la comunidad universitaria; estamos abiertos a la sociedad y pensamos, por ejemplo, en la internacionalización de los sectores industriales, la comercialización…
¿La Rioja explota suficientemente su marca de cuna del idioma, en un momento de gran demanda de aprendizaje del español en todo el mundo?
Ya atraemos a estudiantes extranjeros, pero hay mucho espacio para mejorar. Estamos trabajando, y con muy buena recepción por parte del Gobierno de La Rioja, en establecer sinergias más fuertes entre las distintas iniciativas que hay en la Comunidad; estoy hablando de la Fundación San Millán y Cilengua. Cuando ganas prestigio en investigación, hacia abajo, vas atrayendo gente y al final podríamos ir a cosas de tipo más masivo. Tenemos convenios con China y es un mercado que podemos seguir manejando.
Uno de los retos que expuso en su toma de posesión es la internacionalización. ¿Qué pasos dará la UR en ese objetivo?
El centro de idiomas es una cosa importante. Otra iniciativa son los English Friendly Courses (cursos en inglés amigable), porque hemos detectado dificultades para que nuestro profesorado imparta las clases en inglés, no porque no esté capacitado. Lo que hemos hecho es que todos los materiales estarán en inglés con el compromiso de que si aparece un alumno de Erasmus se le atienda en inglés.
¿Cómo está la investigación?
Tenemos que captar más recursos de la Unión Europea. En los últimos 15 años hemos atraído más de 35 millones de euros de convocatorias nacionales e internacionales, pero podemos aspirar a más. En un momento en el que el Gobierno de España no apuesta por la investigación y las universidades, hay que intentar atraer dinero de Europa, donde sigue habiendo una apuesta fuerte por la investigación, desarrollo y la innovación.
¿Tienen una universidad pequeña como la UR recursos suficientes para cumplir sus objetivos?
Para cumplir sus objetivos sí, pero los objetivos no son algo fijo, sino que queremos mejorar. Nosotros damos el servicio que la sociedad riojana nos pide y para eso, para los objetivos mínimos e imprescindibles, tenemos el dinero justito. Tampoco es que esto sea una catástrofe, eso lo hacemos y los hacemos bien; pero si queremos dar un impulso en investigación no podemos. Tenemos el dinero justo para pagar los sueldos, la luz, para lo mínimo. Hay que agradecer los esfuerzos de los contribuyentes, que pagan los impuestos, y del Gobierno de La Rioja, que lo canaliza, pero nos falta, por comparación con otras universidades, ese impulso adicional. Nosotros somos muy ambiciosos, pero esas alas las tenemos cortadas porque no hay financiación suficiente.
¿En qué ámbitos quieren concentrar sus esfuerzos en investigación?
Hay ámbitos en los que ya somos fuertes y que hay que mantener, y otros en los que no tenemos capacidad para liderar proyectos y fichar investigadores. Tenemos solo dos contratos talento en Lengua Española y Paleontología y, ahora, haciendo un esfuerzo y con el acuerdo del Gobierno de La Rioja, sacamos un contrato de reincorporación, pero necesitaríamos más fondos. En Enfermería, no podemos hacer una titulación integrada en la Universidad si no hay investigación; necesitamos recursos para atraer investigadores que lideren la dirección de tesis, captar recursos externos, etc.
¿Cómo son las relaciones de ‘vecindad’ con la UNIR?
Inexistentes. No hay relaciones realmente. Aunque las dos legalmente seamos universidades, son dos modelos tan distintos que no hay mucho espacio para la colaboración y tenemos un pleito fundacional por el nombre que genera confusiones constantes. Está claro que las empresas defienden sus marcas. Nosotros somos una institución pública y no estamos en el mercado de la competencia, pero el Gobierno de La Rioja nos dice que hay que competir en el mercado para no perder alumnos y ser muy proactivos; entonces tenemos que tener la posibilidad de defendernos como marca, porque si no es contradictorio.
¿El capítulo de infraestructuras está resuelto?
No. Con el mazazo de la crisis, en la que pasamos de un presupuesto de unos 50 millones a 40, se mantiene con dificultades el personal y de donde cae todo son las infraestructuras. Se termina el edificio Científico Tecnológico y el Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino, y nos consume. La reforma del edificio Vives es una actuación de emergencia. Con el Ayuntamiento trabajamos en la reformulación del campus, sobre las calles que lo atraviesan para pasarlas a semipeatonalización, y el proyecto de abrir un vial que una Filologías con el Complejo Científico Tecnológico, que daría mayor unidad al campus, pero hace falta dinero. El Ayuntamiento nos dice que saldrá para 2018. También intentamos potenciar el transporte público y el uso de la bicicleta.
Hace años se planteó pedir los estudios de Medicina. ¿Aquella aspiración quedó olvidada?
Por nuestra parte está olvidado. Hemos hablado de las dificultades de integración de Enfermería…Seamos sinceros, no podemos abordar ese tipo de cosas. Las titulaciones que tenemos están bien. Nuestro objetivo es integrar Enfermería de forma consistente. ¿Medicina? No nos engañemos, es una titulación carísima.
¿El Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino está encarrilado?
Es el modelo que nos gustaría explotar;unidades mixtas de investigación que permitan a nuestros investigadores colaborar con los esfuerzos en investigación del Gobierno de La Rioja y de la sociedad, porque centros tecnológicos como el del calzado o el de las industria agroalimentaria, etcétera, son coparticipados también por las empresas. Es un ejemplo de cómo hacer las cosas y de éxito.
¿Después de 25 años, está la UR suficientemente conectada con la sociedad riojana?
Yo creo que la gente siente la Universidad como suya, pero a lo mejor echamos en falta ser más proactivos. Este año hemos intentando abrir un montón de actividades para que la gente venga, para abrirnos a la ciudad. Tenemos la Universidad de la Experiencia que se va abriendo también a las comarcas y pensamos en llegar incluso a núcleos rurales más pequeños… El objetivo de que la Universidad y la sociedad estén cerca se consigue, pero queremos ir a más.





