«Las víctimas de violencia de género deben denunciar; si no, es imposible protegerlas»
Feli Agustín / Logroño
Profesor de la Escuela Judicial, tarea que, si es posible, intentará seguir compatibilizando con su responsabilidad al frente del TSJR, porque dar clase le gusta tanto «como comer con los dedos», se muestra convencido de que la Justicia debe acercarse a los ciudadanos. Marca, que ha desarrollado toda su carrera profesional en Cataluña y girará este viernes visitas a las otras ‘autoridades’ de La Rioja, el presidente del Gobierno y la del Parlamento, proviene de una sección de la Audiencia de Girona especializada en violencia contra la mujer, y ése es uno de sus principales retos
¿Cómo están yendo las cosas los primeros días?
Muy bien. Me sentí, con el nombramiento, muy honrado y responsabilizado y, en estos días, estoy con bastante trabajo; tengo mucho que hacer y que aprender. Las primeras actuaciones se han centrado en conocer las nuevas dependencias, además de jueces, magistrados y los funcionarios. Quiero que sepan que estoy ahí para lo que puedan necesitar. La transición transcurre correctísimamente.
Imagino que su antecesor, Ignacio Espinosa, le estará ayudando.
Es una persona extraordinariamente prudente, de tal manera que solo me echa una mano cuando se lo requiero, lo que es de agradecer.
En su discurso de toma de posesión planteó varios retos, entre ellos y como prioritario, la lucha contra la violencia de género.
Es uno de los aspectos en los que debemos trabajar y, al respecto, nos hemos visto agradablemente sorprendidos por el hecho de que en el ámbito nacional todos los grupos políticos han llegado a un acuerdo para plasmar 200 medidas para la lucha eficaz contra la violencia de género. Teniendo en cuenta que es un drama que no va a desaparecer, hay que trabajar para reducirlo a unos niveles mínimos.
¿Y cómo se puede lograr?
La educación es fundamental; los niños tienen que ser educados en la igualdad y el respeto a sus parejas, porque esa es la base. En este campo, el TSJR puede colaborar poniendo su granito de arena. Siempre que me llamen allí estaré para ofrecer charlas, conferencias o mantener las conversaciones que se consideren convenientes sobre este asunto.
¿Y además de la educación?
El otro aspecto básico es el de la prevención, insistiendo en que las víctimas o las potenciales víctimas deben denunciar porque si no ponen su realidad en manos del Estado va a ser imposible que se les proteja. Se están concediendo muchas órdenes de protección que, una vez adoptadas, en muy pocas ocasiones concluyen en un desenlace grave.
También opina que hay que acercar la Justicia al ciudadano. ¿Cómo plantea hacerlo?
Se me ocurren dos perspectivas, comenzando por el lenguaje. El ciudadano tiene que comprender las resoluciones judiciales, aspecto en lo que mejoramos día a día, pero debemos seguir insistiendo en acercar nuestro lenguaje al de la calle porque la Justicia emana del pueblo y va a dirigida a él. Los razonamientos deben ser entendidos por los litigantes. Además, creo importante que no aparezcan siempre en los medios de comunicación las resoluciones erróneas o extravagantes, porque se dictan muchas magníficas y ajustadas a derecho que, de vez en cuando, también deberían ser noticia.
¿Y cómo se combate el descrédito de algunos sectores de la ciudadanía hacia la Justicia?
Cuando se hace una encuesta, la Justicia no sale bien parada; el seleccionador nacional, tampoco; porque todos tenemos en nuestro interior un juez y un seleccionador; sin embargo, no tenemos un ingeniero ni un cirujano. Si la Justicia es tan mala, ¿por qué se acude tanto a ella? No hay más que ver el número de causas civiles y penales planteadas ante los tribunales. Una cosa es lo que se dice, y otra, lo que se piensa. La Justicia siempre va a tener detractores porque cuando un ciudadano emprende un procedimiento si le dan la razón es que le han dado lo suyo, no valora la justicia;si se la quitan, es que le han robado. Ese es un sentimiento que no se podrá eliminar nunca.
¿Hay suficientes medios para luchar contra la corrupción?
Los medios son limitados, y es imposible descubrir todas las tramas de corrupción, que se mueve en territorios muy oscuros. Pero sí es cierto que con los medios que tenemos lo estamos haciendo bastante bien; hay países cuyos niveles de corrupción multiplican por cien a los españoles, tanto en nuestro entorno como en otros continentes, y he visto a pocos políticos de alto rango, por no decir a ninguno, pasar por los tribunales. Estamos dando una respuesta eficaz al problema, las cosas se están haciendo bastante bien.
¿Y qué piensa del trabajo en la Audiencia Nacional y de los llamados jueces-estrella?
Las propias competencias de la Audiencia Nacional llevan a que los casos relevantes se juzguen allí. Hay otro concepto, el de juez-estrella, que es diferente y se aplica a a quien lleva grandes casos y hace un exceso de la publicitación de los mismos, ya que, en el ámbito penal, la regla general es el secreto; la instrucción debe secreta para todos excepto para las partes litigantes. La publicidad ya corresponde al juicio oral. Ha habido, ahora yo creo que no, jueces que hacían un exceso de publicitación de la causa cuando estaba en fase instructora.
¿El caso de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarín ha sido un hito para que los ciudadanos piensen que la Justicia es independiente?
Sí, pero creo que hay un componente de credibilidad y otro de insania; a todos nos gusta ver a los poderosos ante los juzgados, lo que está bien siempre que hayan cometido un hecho delictivo; de lo contrario, me parece horrible.
Usted viene de Cataluña, ¿qué va a pasar?
Confío en que después del referéndum inconstitucional e ilegal, tanto para la legislación española como la catalana, del 1 de octubre se abra una nueva etapa, en algún momento tiene que tener fin este proceso. No obstante, es un problema de ámbito político y no de carácter convivencial y social. Nosotros vivimos en Cataluña muy bien, tanto desde el punto de vista profesional como personal.






