«Hay que tener claro en qué eres bueno, quiénes serán tus clientes y qué valor añadido les puedes aportar»
Feli Agustín / Logroño
Según los deseos de año nuevo que colgó en su perfil de Linkendin, Luis Álvarez aspira a que las redes sociales ayuden a extender el compromiso con grandes causas o que apliquemos la inteligencia, y no solo la artificial, para resolver nuestros problemas, teniendo en cuenta que se invierte en big data sabiendo que es la pequeña la que cuenta para la familia y los amigos. Con esta filosofía, este madrileño de 56 años, que estuvo al frente de un gigante de las telecomunicaciones, British Telecom (BT) Global Services, ha ofrecido a las pymes riojanas algunas recomendaciones en una jornada organizada por el clúster TIC de La Rioja (AERTIC), IR Soluciones y Knet, en el marco de las acciones de la Agenda Digital 2020.
Todo lo que quieres saber para trabajar con grandes clientes globales (y nadie te ha sabido explicar…) es el título de su conferencia. ¿Qué consejos ofrece?
Para trabajar con grandes clientes, hay que tener claro en qué quieres ser bueno, y definir tus señas de identidad o valor añadido, porque siendo una pyme es imposible hacer de todo. Además, debes elegir muy bien quiénes van a ser tus clientes en función de tus capacidades y quién crees que en el mercado puede necesitar lo que haces; algunos estarán a una distancia a la que te puedas desplazar, pero para poder acceder a otros vas a necesitar tecnologías o redes de relaciones. Identificar cuál es tu papel como pyme en el sistema de relaciones de esa gran empresa es el mejor enfoque. Así que, la primera reflexión es saber en qué eres bueno; la segunda, quiénes quieres que sean tus clientes; y la tercera, cuál es el valor añadido que les vas a poder aportar.
Y las pymes riojanas, ¿dónde podrían centrar su radio de acción?
Sin ninguna duda, un gran valor diferencial y reconocido internacionalmente de La Rioja es la agricultura. En cualquier parte del mundo, La Rioja tiene ya una marca que ya quisieran otras zonas: se asocia inmediatamente a un valor de marca que es el vino. Si se es consciente de todo lo que está influyendo la tecnología en hacer más productivos los cultivos o mejorarlos, sin ninguna duda contar con sensores en viñedos, herramientas que permitan trabajar con la información, o que entiendan mejor, en el área de la biotecnología, cómo cambian las uvas o qué se puede conseguir de ellas en determinadas condiciones, nos encontramos ante una oportunidad global. En resumen, combinaría ese valor de marca, que es Rioja, con la especialización en la agricultura y el vino.
Esa recomendación se dirige más a las biotecnológicas que a las empresas de comunicaciones.
A las dos. Esa información que nos proporcionan, por ejemplo, los sensores de la viña, tiene que ser recogida y depositada en un servidor. Después, esa información hay que procesarla y contar con especialistas que puedan interpretar los datos y sepan muy bien que si el invierno ha sido frío es posible que la concentración de azúcar en la uva sea mayor y puede variar la producción. Manejar los grandes volúmenes de información es también una oportunidad.
¿Qué capacidad de generar empleo tienen estas empresas?
El número de puestos de trabajo va a depender de cómo se implante la tecnología. Lo mismo que las empresas han de definir en qué quieren ser buenos, los gobiernos, en este caso el de La Rioja, tiene que hacer una reflexión conjuntamente con el tejido empresarial, e incluso centros educativos o universidades, y plantearse en qué quieren ser los mejores del mundo en 2025 y qué papel quiere jugar La Rioja en el ámbito global. Y si no lo defines, te lo van a definir por defecto.
¿Qué otras necesidades globales se van a plantear hasta, por ejemplo, 2025?
Hace unos años se decía que China iba a ser la fábrica del mundo; Estados Unidos iba a diseñar productos; y Europa iba a a ser un centro de servicios. Eso va cambiando, y parte del tejido imaginativo del mundo está mucho más disperso. La Rioja tiene aquí una oportunidad, porque para eso no necesitas tener fábricas. Siendo realistas, no veo fácil hacer de La Rioja el centro logístico de España o atraer un gran tejido empresarial. Por ello, hay que pensar en qué áreas se tiene oportunidades, como los mercados adyacentes de la agricultura o servicios digitales. Hay, además, que destacar los casos de éxito para inspirar a las nuevas generaciones. Mira Knet, que tiene una solución de logística que está implantada en muchos parques eólicos del mundo, ¿por qué otras empresas no pueden aprovechar eso? Y se crea algo, como ocurre en Sillicon Valley, que ayuda a florecer empresas porque hay un ecosistema de compartir.
Entre sus ideas figuraba, cuando dejo el puesto en BT, buscar que grandes multinacionales puedan considerar a España como un sitio a situarse, y que pueda ser un ecosistema de tecnología y servicios. ¿Sigue viendo posibilidades al tema?
Absolutamente; de hecho, estoy ayudando a algunas compañías a pensar global y actuar local. España tiene una posición privilegiada para ello.
Y como especialista en el campo. ¿Qué nos espera en el futuro?
Una de las áreas que, sin duda, va a desarrollarse todavía más es la aplicada a los dispositivos que ayudan a mejorar la vida de los ciudadanos, como los relojes que monitorizan las pulsaciones; serán avances que no solo beneficiarán a las zonas del mundo en las que vivimos bien, sino también, y eso es fundamental, a las que tienen problemas. Poder contar, por ejemplo, con soluciones para mejorar las condiciones del agua en muchos países del mundo es básico. Por otro lado, el interfaz hombre-máquina va también a seguir desarrollándose, y las viviendas dispondrán de asistentes digitales que se utilizarán para múltiples funciones y no solo para encender el televisor. Hay una tercera tarea que es importante destacar, los grandes volúmenes de información deben ser asequibles para grandes causas, esto es, utilizar la tecnología para un mundo mejor. Y ese es el verdadero reto. Mira, mi suegra tiene 81 años y, gracias a que usa las redes sociales, sabe lo que hacen sus nietos y se comunica con sus amigas; está conectada al mundo a través de esas tecnologías. De otra manera, estaría en un entorno aislado y viviría peor. Y, de hecho, gracias a que dispone de un reloj inteligente, detectamos que sus pulsaciones eran más bajas de lo normal; fuimos a urgencias, y le pusieron un marcapasos.






