El síndrome de bebé zarandeado ha afectado a 4 niños en diez años
La Consejería de Salud ha puesto en marcha la campaña ‘Mantén la calma, no lo zarandees’, con la edición de 5.000 folletos y 300 carteles, destinada a prevenir sobre el síndrome del bebé zarandeado o trauma craneal no accidental, por el que en los últimos diez años cuatro bebés se han visto afectados.
Así lo explicó el jueves la responsable regional del departamento de Salud, María Martín, al presentar el contenido de la campaña, las consecuencias y posibles soluciones, junto a la jefa de servicio de Pediatría del Hospital San Pedro, Yolanda Ruiz del Prado.
«Con esta campaña se quiere alertar sobre los peligros que conlleva zarandear a un bebé cuando se le intenta consolar su llanto», informó Martín, quien comentó que los folletos explican, de una forma sencilla y útil cómo cuidar a un bebé para evitar posibles lesiones cerebrales.
Ruiz del Prado explicó que el bebé tiene la cabeza, en proporción con el resto del cuerpo, más grande que un niño mayor o un adulto y, durante los primeros meses de vida, «va cogiendo el tono cervical y la fuerza para sujetarla», por lo que con dos meses de vida es incapaz de sujetarse la cabeza.
Esto implica que al zarandear a un bebé, su cabeza se mueve bruscamente golpeando el cerebro contra el cráneo y es posible que le provoque lesiones cerebrales, fracturas, asfixia, hemorragias cerebrales e incluso la muerte.
Cólico del lactante
La jefa de Pediatría del Hospital San Pedro siguió relatando que el llanto del bebé evoluciona siguiendo una curva que comienza a las dos semanas de vida, tienen un pico a los dos o tres meses y disminuye a partir del cuarto o quinto mes de edad. Este período de llantos se conoce como ‘periodo de llanto inconsolable’ o ‘cólico del lactante’ y se caracteriza porque está fuera de control y puede ocurrir, tanto por la tarde como por la noche.
Con respecto a esto, «recomendamos a los padres tranquilidad, que dejen al niño que llore porque poco a poco se calmará», invitó la doctora Yolanda Ruiz del Prado, quien añadió que, de esta manera, se evitará que los adultos pierdan el control y eso les lleve a realizar acciones que, aunque no suelen ser premeditadas, pueden dañar al bebé ocasionándole daños cerebrales que en el 70 % de los casos son irreversibles.
Ante todo, calma
Las recomendaciones que facilitan desde Salud a las familias para calmar a un bebé que llora mucho son que mantengan la calma, asegurarse de que no tiene hambre, ni frío, ni fiebre, que tenga el pañal seco y que no vomite en exceso.
Otros consejos al respecto son alimentarlo despacio, que use el chupete en caso de que lo suela utilizar, colocarle ‘piel con piel’, hablarle de manera dulce, ponerle boca abajo y bien sujeto con una mano sobre su abdomen, sacarle en su portabebés o llamar a un familiar para que los padres descansen. En caso de que ninguno de estos consejos funcione, la recomendación es llevar al bebe al pediatra.






