El monasterio de Valvanera da un giro de 360 grados en un año
Bárbara Moreno / Logroño
Hace justo un año que tres jóvenes monjes del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) llegaron al Monasterio de Valvanera, para custodiarlo, gestionarlo, y para quedarse. Agustín Prado, Cristóbal Armijo, y Andrea Bersanetti, llegaron desde el monasterio de Barbastro con una misión muy diferente, ahora tendrían que proteger a la patrona de La Rioja, la Virgen de Valvanera y a sus feligreses, además de dar cobijo y servicio a los cientos de turistas que suben al Monasterio.
Cuando llegaron tampoco sabían que se iban a encontrar con tanto trabajo. Además de las tareas propias de la liturgia y las misas, tenían que gestionar una hospedería, un restaurante, elaborar miel y licor. Pero lo que nadie sabía era que iban a trabajar tanto fuera de su asistencia espiritual. Se han faenado en modernizar los servicios y gran parte de la excelencia que están consiguiendo se debe a que lo están haciendo con sus propias manos. Recientemente han acabado de pintar y limpiar toda la capilla de la Iglesia ellos mismos. Los cuatro monjes (hace unos meses llegó como refuerzo Luis Prado), se han subido a los andamios y han limpiado hasta los techos de la alta capilla. Pero ahí no acaba la cosa, porque se han lanzado al interiorismo. Han modernizado una de las plantas de las tres de la hospedería. Han creado modernas y acogedoras habitaciones, y ellos mismos han ido a comprar muebles a Bilbao y los han traído.Han decorado los antiguos fríos pasillos con muebles del mismo cenobio. Incluso han lijado a mano los muebles marrones de estas habitaciones y los han convertido en blancos lacados envejecidos tipo vintage, y han cambiado los colchones. Y el hall de la hospedería también es mucho más moderno.
El cambio en el comedor también ha sido importante. Los salones del restaurante son otros, unos mucho más amplios con vistas a la montaña y con sus chimeneas. Y la tienda de recuerdos está más visible.
La gestión igualmente ha sufrido cambios, se han sumado a portales turísticos, y ya lo aprecian en que se reservan más habitaciones, y sube más gente. Pero aún queda por trabajar para que este servicio no de pérdidas, y es que, según recuerda el prior, Agustín Prado, ‘estamos abiertos todos los días, y los servicios de comedor en comidas y cenas también se dan todos los días, y eso supone gasto muy alto en personal’. En cuanto a todos estos recursos turísticos, Prado reconoce que ‘está todo mucho más moderno, y cómodo, que es en definitiva lo que quieren los clientes cuando quieren pasar días fuera de su casa’.
Asistencia espiritual
En cuanto a la labor religiosa en sí, con estos monjes han cambiado también las cosas, además de hacer las misas cantadas, interactúan más con los fieles, saludan a cada uno de ellos cuando acaban las misas, y los esperan por si requieren de consejos espirituales, o de otra índole. Los cuatro monjes ciertamente se han integrado en este año en la comunidad riojana, pero también se han metido en los corazones de muchos que frecuentaban Valvanera, y ahora lo frecuentan más con más motivo. Con todo, Prado quiere agradecer el cariño que ha recibido de todos los riojanos, e invita a los que aún no hayan subido en este último año a que lo hagan, porque ciertamente notarán los cambios.






