El Metropolitano se tiñe de red
Fernando Llorente y el Tottenham deberán esperar. El delantero rinconero aspiraba a coronarse campeón de Europa con el equipo londinense que nadó contra corriente desde la fase de grupos pero que murió en la orilla en el día más señalado. Un gol de Salah cuando el partido apenas había comenzado sepultó a un Tottenham que nunca pudo con la versión más pragmática de un Liverpool que vuelve a gobernar Europa.
El Liverpool de Klopp cancela 1.099 días de reinado del Real Madrid y pone fin a las cinco victorias ininterrumpidas del fútbol español. Los reds agigantan su leyenda europea. La Premier se les resiste, llevan 29 años de ayuno doméstico pero, en este lapso, han tenido tiempo para llegar a tres finales de Champions, conquistando dos de ellas, la última en un Metropolitano que se rindió al You will never walk alone.
La eficacia que le faltó al Liverpool en Kiev la tuvo en Madrid. Salah, lesionado en la capital ucrania, marcó de penalti el gol que decantó la eliminatoria y Allison, fichado a golpe de talonario, hizo lo que todo portero debe hacer: parar los balones que van dentro y, al contario que Karius, no meterse los que van fuera. Salah y Allison bastan para explicar la victoria del Liverpool aunque los de Klopp han de estar eternamente agradecidos a Origi, decisivo en las semifinales con el Barça y letal en el Metropolitano para cerrar la final.
A Llorente se le escapó la gloria en Berlín y le volvió a regatear en Madrid, pero el riojano ha coescrito la fábula más bonita de esta impagable Liga de Campeones 2018-19, aunque el final feliz sólo le está reservado al Liverpool.
El Liverpool se encontró de casualidad con un penalti cometido por Sissoko por tocar el balón con la mano cuando el partido recién madrugaba. El VAR, siempre benévolo con el Tottenham, dio la razón a Mané y Salah, desde punto de penalti, venció a Lloris.
No se llevaba ni un minuto de la final y el Liverpool ya gobernaba el partido. El Tottenham tenía todo el tiempo del mundo para equilibrar la contienda pero el inesperado error castigó a los de Pochettino, que brindaron una mitad calamitosa y falta de brío.
De hecho, fuero los reds los que gozaron de las mejores llegadas. Así, Alexander-Arnold en el 16 y Robertson en el 37, culminando una transición iniciada en su propio campo, se estiraron sin fortuna.
El Tottentam, salvo en un providencial corte de Alexander-Arnold en una acción bien conducida por Dele Alli, no se acercó a los dominios de Allison, víctima de las imprecisiones y del desasosiego tras cometer un fallo impropio de una final. El Liverpool, sin hacer nada, acariciaba su sexta Liga de Campeones.
En la segunda mitad, el Tottenham, con Son como hilo conductor, mostró otra actitud y se estiró a riesgo de exponerse a las contras mortíferas de Klopp, su mejor arma. Milner, recién entrado, tuvo la sentencia tras un chispazo de Mané que barrió todo el centro del campo para, libre de marca, asociarse con su compañero que remató ligeramente desviado.
El Tottenham mostró su perfil más desenfrenado, con Lucas Moura tratando de repetir la hazaña de Amsterdam. Pero Allison, en la mejor acción londinense, evitó la igualada. Dele Alli y el brasileño se encontraron con la segura intervención del ex de la Roma. Eriksen, a balón parado, tampoco pudo superarlo.
Fue la última carga del Tottenham porque Origi penalizó una indefinición defensiva del Tottenham, que había puesto en el campo a Llorente en busca del milagro.
La Champions vuelve a vestirse de rojo.
Ficha:
Tottenham: Lloris, Trippier, Alderweireld, Vertonghen, Rose, Sissoko (Dier, 73), Winks (Lucas Moura, 64), Dele Alli (Llorente, 81), Eriksen, Son y Kane.
Liverpool: Allison, Alexander-Arnold, Matip, Van Dijk, Robertson, Henderson, Fabinho, Wijnaldun (Milner, 61), Salah , Firmino (Origi, 57) y Mané (Joe Gómez, 88).
Árbitro: Skomina (Eslovenia).
Goles: 0-1, M. 1: Salah; 0-2, M. 87: Origi.






