El Garnacha se la debía
Dos finales perdidas en los penaltis. Era como que a la tercera iba a ser la vencida. Cafu puso a los suyos por delante, y Raúl, el capitán, ampliaba la renta. El Graccurris, que hace una semanas festejaba el título liguero, recortaba diferencias acto seguido por mediación de Eduardo. Quedaba la segunda mitad y los fantasmas de sufrir el empate pasaron por la mente de Luis Nicolás, entrenador del Garnacha: «Se pasó por la cabeza, pero tuvimos bajo control al Graccurris». En este sentido, el triunfo de los logroñeses se ha dado con el cambio de formato. Todos los clubes riojanos jugando, daba igual la categoria, y con eliminatorias a partido único.
El campeón tuvo «el hándicap de jugar siempre a domicilio», incluida la final disputada en Albelda, sede elegida por la Federación para el cierra de la temporada de fútbol sala. Para Nicolás “ha sido un gran colofón a la campaña. Sin embargo, tiene un pero. «Hemos mejorado la posición respecto al año anterior (de quinto a tercero), pero me queda el mal sabor de boca de pensar que podíamos haber estado peleando hasta el final por el ascenso. Nos alejamos demasiado pronto».
No fue la única final en juego. También se disputó la de las chicas. Los dos equipos de Segunda, el Calceatense y el Rioja se habían ganado la plaza para pelear por el título. Las logroñesas acumularon el esfuerzo (jugaron el viernes en Zaragoza el partido suspendido ante el Red Star -derrota 7-4- y vencieron en semifinales el sábado al San Marcial). Las de Santo Domingo empezaron mandando con el tanto de Raquel. Alaine hacía el 2-0, pero Patri, para las rojillas, ponía emoción. No hubo voltereta y las calceatenses confirmaron que el final de temporada ha sido gratificante, todo lo contrario que las logroñesas.






