Diez años del domingo más triste
El 18 de enero de 2009, hace hoy diez años, el CD Logroñés, la primera entidad que llevó el fútbol de Primera a La Rioja (el pasado verano le siguió el EDF con su ascenso a la elite femenina), firmó su acta de defunción al no presentarse, por segunda vez en esa temporada, a su partido correspondiente al grupo XVI de 3ª.
La plantilla blanquirroja en la que figuraban jugadores como Miguel Domínguez, Pastor, Cameros, Valentín o Andoni, dirigida por Edu García León y Raúl Llona, que compaginaba su cargo con el del técnico del Balsamaiso DHJ (vinculado al Logroñés entonces), se negó a saltar al césped del San Miguel tras tantas promesas incumplidas por parte del empresario navarro Javier Sánchez, que en noviembre había relevado a Juan Hortelano al frente de la entidad fundada en 1940, que compitió durante nueve temporadas en Primera, quedándose en una de ellas a un solo partido de disputar la UEFA, cuando esta competición era algo más que el tercer torneo continental.
Con su renuncia a jugar en Navarrete se firmó el acta de defunción de un CDL que hoy, diez años después, sigue judicialmente en fase de liquidación. Del Logroñés sólo queda el recuerdo. Los derechos sobre el escudo y su nombre están en poder de la SDL, obligada a renovar ante la Oficina de Patentes y Marcas su uso, mientras que el nuevo Las Gaunas -la asunción del IVA del campo de titularidad municipal acabó contribuyendo a la ruina del CDL- sigue en pie y tan vacío como siempre.
Raúl Sáenz del Rincón, Llona (Logroño, 1976), integrado hoy en la dinámica del Alavés, fue protagonista del domingo de autos. El canterano vivió la época dorada del club, con el que debutó en Primera («el 22 de junio de 1997, ante la Real, son fechas que no se olvidan», apunta), pero también la más oscura, con tres descensos administrativos en ocho años. «Nos encerramos en el viejo Las Gaunas, en la 2000-01 y lo hicimos en el nuevo en la 2008-09», recuerda.
Sobre su último año en el CDL, recuerda que «se vivieron unos meses rocambolescos, muchas mentiras y promesas incumplidas». «Para que nos presentáramos en Navarrete y no ser excluidos de la competición, nos ofrecieron dos coches blindados que teníamos que recoger en un club de alterne de la carretera de Zaragoza», rememora. «Obviamente, no aceptamos y nos excluyeron de la competición», agrega.
Los jugadores se habían cansado de tanta impostura pero también los aficionados y las instituciones. «Estábamos todos cansados de tanta irresponsabilidad», lamenta.
Una década después del domingo más triste del fútbol logroñés, Llona sabe que no hay margen para el optimismo: «Soy pesimista. Veo muy difícil que podamos vivir algo parecido a lo que fue el CDL. He estado en los dos lados (UDL y SDL) y no creo que pueda haber un proyecto de unidad. Desde la distancia, veo lo que hay en Vitoria y lo que hay en Logroño, y no hay comparación».






