Carlos Escribano: ‘La Iglesia tiene mucho que aportar a la sociedad, aunque hay personas que crean que es una reliquia’
Ana Lumbreras (Efe) / Logroño
El obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano, ha asegurado a Efe que «la Iglesia tiene mucho que aportar a la sociedad», aunque es consciente de que, para muchas personas, «la Iglesia es una reliquia del pasado» y no tienen interés en hablar con ella.
Este es uno de los mensajes que Escribano trata de transmitir en su carta pastoral para la Misión Diocesana en La Rioja, en la que destaca la frase de san Marcos «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
«En otros momentos era más fácil el diálogo porque la gente tenía interés de hablar con nosotros, pero hoy es más difícil porque, para mucha gente, la Iglesia ya no es relevante o es una reliquia del pasado y no le interesa mucho hablar con nosotros, como si tuviéramos poco que aportar o poco que decir», ha subrayado.
Sin embargo, el obispo de la Diócesis riojana entiende que la Iglesia tiene capacidad de «proponer y decir cosas» porque «sigue habiendo un mensaje que transmitir a la realidad social», además de que «podemos pensar juntos y recorrer un camino».
La Misión Diocesana en La Rioja, que ha iniciado su andadura en el curso 2017-2018 y en la que se trabaja desde hace varios meses, trata de «poner a la Iglesia en estado de misión permanente» y apuesta por «dar respuestas adecuadas, novedosas y audaces», donde la «creatividad» es importante y necesaria.
Ha avanzado que ya se trabaja en terminar de «madurar», «diseñar» y «cocer» la Misión Diocesana, con la previsión de que, en 2018, se desarrolle una campaña para dar a conocer en su conjunto esta iniciativa, que desea «evangelizar de nuevo, de forma decidida, a las gentes de nuestra tierra».
Antes de que finalice el año se organizará un evento para «lanzar» de forma oficial la Misión, cuya duración es de cinco años, y formar a quienes se sumen a esta tarea de evangelización.
«Nosotros proponemos, no imponemos, pero sí nos gusta poder dialogar de algo que para nosotros ha sido muy significativo y lo queremos proponer desde la alegría del encuentro y compartirlo con la sociedad riojana», ha insistido.
Escribano ha explicado que la Misión, en el caso de La Rioja, tiene, en función de los destinatarios, tres escenarios, que requieren estrategias diferentes, lo que supone un «gran esfuerzo».
Uno de esos escenarios es el de los cristianos que están inmersos, de algún modo, en la vida de la Iglesia, pero no han descubierto el potencial evangelizador, por lo que se trata de «ayudarles a pasar de ser meramente discípulos a convertirse en discípulos misioneros, a transformarse en evangelizadores activos por convicción, conforme a sus posibilidades en La Rioja de hoy».
El segundo escenario afecta a aquellos que han pertenecido a la Iglesia, pero que se han separado de la misma y, aunque participan de forma ocasional, no están vinculados afectiva ni efectivamente a ninguna comunidad cristiana.
Los ausentes son el objetivo del tercer escenario, en referencia a aquellas personas que están totalmente alejados de la Iglesia y para quienes «el hecho religioso no tiene relevancia», ha dicho.
«No es que se hayan alejado -de la Iglesia-, muchos de ellos, especialmente las nuevas generaciones, ya no han estado en ella», según Escribano, para quien «también ellos son destinatarios de nuestra misión y nos exigirán una gran audacia a la hora de dirigirnos a ellos».
La Iglesia se desenvuelve bien en el primer escenario, pero ha reconocido que no es lo mismo trabajar con creyentes que con quienes no lo son, por lo que «hay mucho trabajo por delante y hay que encontrar caminos para concretar lo que queremos hacer».
Es preciso definir la forma en la conectar con todas las personas para proponer el mensaje del Evangelio en la actualidad y determinar cómo hacer el primer anuncio, para lo que se mantienen encuentros con distintos ámbitos de la sociedad.
«Al proponer una Misión Diocesana no estamos planteando una enmienda a la totalidad al trabajo que se realiza ya en nuestra Iglesia de Calahorra y La Calzada-Logroño», según Escribano, quien ha reconocido que «el trabajo es mucho y bien hecho» y fruto de «un gran compromiso y esfuerzo» de sacerdotes, religiosos y laicos.
El obispo considera que la Diócesis riojana tiene la madurez suficiente para afrontar un reto como el de la Misión y en su carta anima a aportar, entre todos, «los mimbres con los que poder construir nuestra ‘cesta misionera'».
Además, entiende que en Logroño y en las ciudades grandes de La Rioja habrá que atender a la riqueza pastoral de la parroquia, donde se estudiará reorganizar su trabajo; mientras que en los pueblos pequeños se deberá tender en cuenta su idiosincrasia.
Entre los temas a tener en cuenta en la Misión ha citado el ejercicio de la caridad, los medios de comunicación, como canal de difusión de «la Iglesia en misión»; y el reto de la educación, donde «la escuela pública y los profesores de Religión en la escuela pública pueden aportar mucho en este trabajo».
Ha destacado la importancia de recuperar espacios de diálogo con el mundo de la cultura, con especial atención al Camino de Santiago, que «sigue siendo un espacio privilegiado de evangelización y misión» y donde La Rioja celebrará, en 2019, el milenario del nacimiento de Santo Domingo de la Calzada, quien fue «un misionero de su tiempo».






