El año hidrológico arranca en La Rioja con muy pocas reservas de agua
Bárbara Moreno / Logroño
La cuenca del Ebro ha cerrado su año hidrológico (del 1 de octubre de 2016 a 30 septiembre 2017), como el tercero peor de la historia en cuanto a sequía, solo por detrás de la campaña del 2001-02, y del 2011-12, atendiendo al volumen recogido en su desembocadura, esto es, en Tortosa.
En el caso de La Rioja, y por tanto la cuenca del Ebro en suelo riojano, el año hidrológico se ha comportado en los mismos términos a tenor de los datos de agua regulada. Y el déficit pluviométrico, con un 15% menos de agua, ha sido clave.
Según los datos que aporta la Confederación Hidrológica del Ebro (CHE) a Noticias de La Rioja, el cierre del año hidrológico de la campaña octubre 2016-2017, y el inicio del nuevo 2017-2018 ha empezado con los embalses por debajo de la media. En el caso del de Mansilla, es el peor de su serie histórica desde el año 1990. Arranca el año con una capacidad de 6,9 hectómetros cúbicos, el promedio desde 1990 era de 21,8 hm3, y el anterior peor año fue en 1995 con 12,2 hm3.
Y es que, en este caso, el índice de sequía a 30 de septiembre de la cuenca Najerilla Tirón en los sistemas regulados (embalse de Mansilla), estaba en emergencia. De hecho, es la única zona junto a la cuenca del Jalón de todo el Ebro que está en alerta de sequía.
En el caso de la cuenca del Iregua, con las reservas de González Lacasa y Pajares, el estado de sequía era de pre alerta, aunque en las entradas al embalse de Pajares (el sistema no regulado), el estado era de alerta.
También respecto a la cuenca del Iregua, las reservas a 1 de octubre, es decir, en el arranque de año hidrológico que comienza no es tan dramático. Según los datos de la CHE, estos embalses estuvieron con menos reservas en años como 2012, 2011, 2009, 2005 o 1998. Si bien, la media de los últimos 20 años sigue estando muy por encima.
El decreto de sequía, en estudio
El hecho de que las reservas estén bajas se debe principalmente al déficit pluviométrico. Y, según indican desde la CHE, aún cabe hacer un estudio pormenorizado de las entradas, salidas, usos, y restricciones del agua, y por tanto de la gestión, para concluir en realizar o no en solicitar ese Real Decreto de sequía que desde La Rioja se pide para que se aprueben medidas excepcionales de gestión. Entre estas podrían estar demorar pagos de cánones o tarifas, obras de emergencia o tuberías. Pero desde la CHE insisten en que este Decreto no tiene nada que ver con el pago de ayudas a los regantes. Mientras, desde este organismo aseguran que ‘los datos están en seguimiento y estudio continuo´.






