Ángel Jubera está presente
Bárbara Moreno / Logroño
El peñista Ángel Jubera falleció precisamente el año pasado en fiestas de San Mateo y su peña, La Rondalosa, de la que fue presidente durante 32 años, le ha rendido un homenaje creando el premio ‘Ángel Jubera’, con el que quieren reconocer a personas que vivan la fiesta o que transmitan los mismos valores que transmitía Jubera. Y los galardonados de este año han sido precisamente todos los peñistas de Logroño.
El actual presidente de la peña La Rondalosa, José Manuel Sáez, explicaba ayer que «es una forma de que Ángel esté presente siempre en las fiestas, y es algo que a él le hubiera gustado». «Hace meses se pensó en hacer algo en honor a Ángel, por lo que fue para las peñas y Logroño». Sáez dijo que Jubera tiró del carro de su peña, «y de todas si hacía falta», y por eso en esta edición han querido ofrecer el premio a las peñas «de forma simbólica». El premio es una pequeña escultura de un peñista, Ángel Jubera, con un bombo, (el que él tocaba) con la charanga.
El presidente de la Federación de Peñas, Diego Vicente, recogió el premio, ante los aplausos de los asistentes en el chamizo de esta peña en la calle Carnicerías, como representantes políticos y la corporación municipal encabezada por la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra. Gamarra dijo que en realidad el premio supone tristeza porque Ángel ya no está, pero con el premio «va a estar presente en todos los sanmateos». La alcaldesa felicitó a los peñistas de La Rondalosa por haber creado este premio, «porque a él le hubiera gustado mucho».
Gamarra recordó que Jubera era alegre y divertido y le gustaba celebrar San Mateo «a tope». «Y a él le hubiera gustado que se le recordara alegre con su bombo y así vais a hacer que esté presente en todos sus amigos. Es lo que hubiera querido él», reiteró la alcaldesa entre sollozos de algunos familiares y amigos de Jubera.
El acto en La Rondalosa concluyó con un ‘¡Viva Ángel!’ que todos contestaron con un ¡viva!. Y la música volvió a sonar con la charanga en directo, y a pesar de las lágrimas en los ojos de muchos peñistas, los bailes volvieron al salón, y a la peña que fue presidida por Jubera, ese peñista alegre que se desvivía por las fiestas.






