Andreu centra el discurso para ahuyentar el miedo al fin de los conciertos
Feli Agustín/ Logroño
Con su nombramiento como presidenta ya asegurado, Concha Andreu pronunció este lunes su segundo discurso de investidura en un ambiente de menor expectación y ajena a la tensión que protagonizó, el pasado julio, su primer intento de acceder al máximo cargo ejecutivo de la comunidad. Ahora, eso sí, la candidata socialista siguió contando con el apoyo de una nutrida representación de cargos públicos del PSOE, del delegado del gobierno a alcaldes de cabeceras o senadoras.
En una intervención que no llegó a los 60 minutos, quien será el jueves primera presidenta de La Rioja recordó someramente los ejes que sustentan el acuerdo de gobierno que ha suscrito con Izquierda Unida y Podemos, con un compromiso decidido por los servicios públicos. «Quiero ser y lo digo nuevamente la presidenta de la pública, la presidenta de lo público», afirmó Andreu, quien intentó despejar la polvareda levantada por el fin de los conciertos al avisar de que «siempre y cuando se cumplas los requisitos nadie debe alarmarse», aunque reiteró que fortalecer a enseñanza pública es una obligación». En este contexto, censuró el «sectarismo silencioso» en esta materia practicado por el Partido Popular en estos años, política a la que achacó el desequilibrio entre la educación pública y la privada, motivado por razones de carácter ideológico.
Las políticas sociales no se mantendrán ausentes de los objetivos del próximo gobierno, anunció Andreu, quien recordó su intención de impulsar la renta de ciudadanía y crear un observatorio de la realidad social que relance la legislación al respecto.
Y otro de los pilares de lo público es la sanidad, ámbito en el que figuran como prioridades la atención primaria y las urgencias hospitalarias, y en que resaltó el punto del pacto programático que apunta a la eliminación paulatina de los conciertos, convenios y contratos con empresas privadas, como en el caso de Viamed-Los Manzanos, que expira el 30 de noviembre.
Sobre radicalidad.
Ello no es óbice para que la candidata centrara su discurso y, así «advirtió a los 15 diputados de la oposición, once del PP y cuatro de Ciudadanos, que su programa no va a ceñirse a su electorado, «ya que buena parte de la centralidad» en España y en La Rioja está buscando dónde apoyarse. Y, por ello, el objetivo de Andreu es conformar un equipo abierto y transversal, con el que se identifiquen tanto sus votantes como quienes se sientan a gusto con las políticas progresistas y de izquierda. «Señorías no se preocupen por la radicalidad ni por el extremismo […], la única radicalidad que habita entre nosotros se va a emplear en la lucha contra la corrupción, contra la pobreza, contra el despilfarro, contra el fracaso escolar, contra el desempleo, contra la desigualdad, contra la apatía, en eso sí, señorías, queremos ser radicales;. radicalmente demócratas», avanzó.
Con el mismo objetivo de ahuyentar temores, Andreu realizó también hizo referencia a la fiscalidad, y constató que hay que pagar impuestos para garantizar una sociedad del bienestar justa. «Teniendo en cuenta que nuestra capacidad fiscal es muy limitada, la mayoría de las intervenciones de la oposición [en este tema] son de una sobreactuación casi folclórica», cree la socialista, que preguntó a sus interlocutores si consideran una insensatez pedir «a ese 0,7% de población privilegiada», que haga un esfuerzo.
De manera tangencial, utilizó este asunto como coartada para criticar, aunque sin mencionar explícitamente, a los nuevos gobierno autonómicos dirigidos por el PP, «No parece justo reducir la presión fiscal en un territorio, seguidamente solicitar más ingresos del Estado vía financiación autonómica y predicar a la vez la solidaridad del sistema», considera la futura presidenta, que defenderá el artículo 46 del Estatuto, previsto para compensar a esta tierra de los perjuicios que sufre por su vecindad con territorios con fiscalidad propia.






