A falta de vacuna…
Feli agustín /Logroño
En un momento en el que, con toda prudencia, estamos entrando en una nueva fase del coronavirus, cuando los niños podrán salir a la calle, los adultos acudir a las huertas y las administraciones preparan lo que se ha denominado desescalada, no está de más recordar que la gripe de 1918, una de las más letales de la historia y de la que se cuenta con información suficiente para conocer de manera pormenorizada su evolución, se superó sin hallar nunca una vacuna. Se produjo, en cambio, un proceso de inmunización mayoritaria, una solución que no es descartable en la actual pandemia, con la previsión de un horizonte temporal de un año para hallar un método preventivo, y tampoco a la vista uno terapéutico.
A obtener una fotografía más precisa del porcentaje de población que está siendo contagiada por el coronavirus se dirige uno de los objetivos del Gobierno, que va a realizar tests de manera mayoritaria a los que en La Rioja , desde el lunes, se someterán 1.980 personas para un total de 90.000 en todo el país.
«Es necesario hacer pruebas a mucha población para averiguar como se ha extendido la enfermedad», avanza Javier Iruzubieta, director de la Escuela de Enfermería e investigador del Instituto Carlos III, institución de referencia del covid-19, quien destaca que estos tests a gran escala han deparado información relevante, como el hecho de que en Corea del Sur e Islandia, a diferencia de en España, ha sido la población joven la más afectada.
No obstante, la gripe de 1918 se manifestó en tres eclosiones, siendo el segundo, en otoño de aquel año, el más grave, aunque aventurar si la actual pandemia seguirá los mismos pasos es abonar el terreno de la especulación. «Es difícil hacer previsiones respecto a un brote epidémico, aunque se están tomando medidas para ello y tratar de evitar nuevas oleadas», apunta Iruzubieta que señala que hay ámbitos científicos que barajan dicha posibilidad. Y es que, el coronavirus de 2020 guarda -salvando las distancias- gran parecido con la epidemia de hace un siglo, que mató en nuestro país en un año -entre la primavera de 2018 y la de 2019- a unas 280.000 personas, frente a los 340.000 fallecidos de la Guerra Civil en el transcurso de un trienio.
Aislamiento e higiene
Iruzubieta, uno de los grandes especialistas riojanos en la gripe de 1918, relata las similitudes entre ambas pandemias, como su manifestación global y las actuaciones que se han adoptado para combatirlas, mascarillas, higiene y aislamiento. «Entonces ya se conocía que la transmisión se relacionaba con el contacto y evitarlo era fundamental, con lo que se prohibieron espectáculos y otras aglomeraciones», señala el director de la Escuela de Enfermería, que resalta que fue esta medida la que ayudó a su remisión.
Una de las ciudades más afectadas
Según un estudio elaborado por Javier Iruzubieta, Logroño, con una mortaIlidad cercana al 12%, fue una de las ciudades más afectadas por la pandemia de 1918 , con 309 fallecidos entre junio de ese año y abril de 2019. La gripe se manifestó en tres oleadas, la primera, en primavera, afectó, principalmente, al centro y sur de España: fue la de otoño la más mortífera en esta región; la última, resultó más benigna.
Con carencia de recursos médicos y gran descoordinación, el aislamiento –se prohibió incluso llevar flores al cementerio el 1 de noviembre– fue la solución para erradicar un virus, que afectó, sobre todo, a la población entre 20 y 39 años.
Fake news
Al margen del lío en el que se metió el otro día el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, José Manuel Santiago, a costa de qué tipo de noticias falsas y fake news o bulos debía investigar el Cuerpo, nadie duda de su existencia.
El primer caso documentado de la llamada gripe española se registró el 11 de marzo de 1918 en Fort Riley (Kansas). Con un mundo sumido en la Gran Guerra, fue de hecho el movimiento de los soldados un gran foco transmisor, los países en conflicto decidieron censurar la información sobre la enfermedad para no minar la moral del las tropas, al tiempo que escondían su trascendencia a las fuerzas enemigos. El nuestro permaneció al margen del enfrentamiento bélico e informó sin tapujos sobre un mal que en Europa se manifestó primero en Francia. Esta transparencia en la comunicación del desarrollo de la pandemia hizo creer a muchos que fue España el origen de una enfermedad, y así ha quedado para la historia.






