Ceniceros: «De esto se sale gracias a nuestros profesionales sanitarios»
Bárbara Moreno / Arnedo
José Ignacio Ceniceros es un nombre más de las decenas de personas que están y han estado hospitalizadas por coronavirus en La Rioja. Él se encontró mal durante el fin de semana en el que comenzó el estado de alarma y cuando empezó a tener fiebre y a toser decidió ir con su coche a Urgencias del Hospital San Pedro.
Pero en realidad, no es una persona anónima, ya que cuando le hicieron esperar en una sala anexa, ya aislado, porque le encontraron algo de neumonía, le llegó un mensaje a su móvil de un compañero que le preguntaba qué tal estaba porque le habían transmitido que estaba en Urgencias esperando resultados por coronavirus. Y él no lo había comunicado a nadie. Pero eso es algo que en ningún momento le preocupó porque responde a que es un hombre conocido en La Rioja, ha sido presidente del Gobierno de La Comunidad durante la pasada legislatura, y hoy es el presidente del PP en La Rioja.
Lo que sí quiere es contar en primera persona sus vivencias en el hospital por si realmente sirviera de algo que es un nombre conocido y darle más fuerza así al mensaje que quiere trasladar de que «de esto se sale. Y se sale gracias a los buenos médicos y profesionales que tenemos en esta Comunidad, y que lo están haciendo muy bien y con pocos medios. Se sale», añade Ceniceros, «pero la gente se lo tiene que tomar en serio y cumplir con las obligaciones».
En una entrevista telefónica con Noticias de La Rioja desde su casa, donde debe permanecer aislado durante 15 días de toda su familia y en una habitación, explica que han sido nueve días en el hospital en los que ha recibido un cariño indescriptible por parte de enfermeras, auxiliares y médicos.
«Lo malo es que ni las podíamos ver por todo el atuendo que llevaban encima, pero las reconocía por la voz». Explica que en ningún momento se ha sentido solo, porque el personal sanitario se preocupa mucho. Y hablaba con ellas. Unas chicas eran nuevas recién salidas de la carrera, otras le comentaron que las batas que habían estrenado de Arnedo eran mejor que las que tenían. Si bien es cierto que ha tenido una gran suerte cuando llegó a la habitación y su compañero era su amigo Manuel Vallejo, el alcalde de Lardero, que tuvo que ser hospitalizado un par de días antes.
«Su experiencia me vino muy bien; él me iba diciendo los síntomas que iba a tener pasados los días y así fue». Y hemos hablado mucho, y casi no hemos visto la televisión. «Teníamos agenda y todo, a la 19.00 horas teníamos concierto desde Lardero, a otra hora nos mandaban chistes». Y con su familia ha hablado todos los días por videoconferencia.
«Nunca he temido por mi vida, pero he tenido miedo»
El dolor interno se lo quedaba para él. Reconoce que los primeros días fueron duros por la medicación, pero a medida que pasaban los días se iba encontrando mejor, «y nunca he temido por mi vida», a pesar de que reconoce que ha tenido miedo y le recorrían escalofríos cuando escuchaba a los facultativos que se habían muerto personas de las habitaciones de al lado.
«Yo al fin y al cabo solo me he dejado cinco kilos y medio allí, pero nada en comparación con lo mal que lo están pasando otras personas», comenta un Ceniceros emocionado al que se le entrecortan las palabras.
Ahora, desde su casa, espera a que su mujer dé un golpecito en la puerta y le deje la comida en una bandeja encima de una silla que tiene junto a la puerta; el baño lo tiene dentro de su habitación. Sigue sin ver a la familia, pero al menos la escucha, y también sale a la ventana a aplaudir a las 20.00 horas. José Ignacio es uno más, uno más de los contagiados de esta pandemia que no parecía que tanto daño iba a hacer a miles de kilómetros de la lejana China.





