¿Y en qué casa se quedan los que no la tienen?
Felil Agustín / Logroño
155 millones de resultados ofrece la búsqueda ‘yo me quedo en casa’ en Google. La frase, que se ha convertido en un mantra, constata la única manera de parar el contagio de una enfermedad que amenaza a nuestra vida y economía.
Ante esta obligatoriedad, dictada por la declaración del Estado de Alarma, el Ayuntamiento de Logroño ha ampliado sus red de servicios de alojamiento y ‘ha ocupado’ de manera temporal el albergue municipal de peregrinos, de tal manera que la estimación es que las alrededor de las 65 personas que habitualmente viven en las calles de Logroño duermen cada noche bajo techo respetando estrictamente la distancia de seguridad entre los acogidos.
Así lo señala el concejal de Servicios Sociales de Logroño, Iván Reinares, que recuerda que, además de las plazas habitualmente destinadas a quienes van a Compostela, se dispone de otros tres dispositivos, puestos en marcha para la campaña de frío y que continúan en funcionamiento, el Centro Municipal de acogida, el Proyecto Alasca y el edificio Domingo Ruiz de Viñaspre, en la calle Los Baños, que suman 75 plazas nocturnas y 45 de estancia diurna.
«Con el Estado de Alarma, necesitábamos más plazas de día y más espacio para respetar las distancias de seguridad», señala Reinares, que justifica así el empleo del albergue de peregrinos para cuyo uso han sido necesario varios contratos de urgencia.
El edil, que resalta que cuentan con la total colaboración de la Delegación del Gobierno, destaca que personal de Cruz Roja apoya a los profesionales municipales.
Convivencia.
Respecto al comportamiento de personas habituadas a vivir en la calle, algunos con problemas de adicción o enfermedades mentales, Reinares relata que su comportamiento no difiere del resto de la sociedad: hay quien comprende, asume y respeta, y hay quien se salta la prohibición, un comportamiento controlado por los Cuerpos de Seguridad del Estado.El dispositivo municipal proporciona a los acogidos material de higiene, lava su ropa y les ofrece el desayuno, pero la comida y la cena siguen corriendo a cargo de la Cocina Económica.
Cocina en funcionamiento.
Y la Cocina Económica, aunque ha cerrado el comedor, sigue dando de comer y cenar a unas 85 personas, las que habitualmente atiende, realizando un importante esfuerzo, que resalta el concejal de Servicios Sociales.
«Seguimos entregando a las familias las comidas en sus domicilios y eal resto les damos bolsas en la calle», explica el vicepresidente de la Cocina Económica, Luís Álvarez, que ha cogido el relevo a su presidente y gerente tras dos extenuantes semanas.
Relata que tanto comida como cena se proporcionan en una sola entrega en horario matinal a un colectivo que mantiene un comportamiento «digno y muy en su sitio»; de hecho, cuenta que se acercan al punto de recogida -calle La Cadena- de manera escalonada y respetando las distancias de seguridad.
Por lo que respecta a personal y voluntarios de Cocina Económica mantienen una barrera de protección -mesas-, ataviados con guantes y mascarillas «pocas y malas», fabricadas de manera casera.
Ningún positivo.
De momento, ninguna de las personas amparadas por el paraguas de la atención municipal está contagiada por el coranavirus. A partir del lunes, no obstante, se reforzará la atención médica con personal que vigilará posibles síntomas o la temperatura.
Iván Reinares, no obstante, destaca que el Ayuntamiento tiene en reserva la segunda y tercera planta del edificio de la calle Los Baños en caso de que se confirmen casos positivos o haya que guardar cuerentena, que obligarían a un confinamiento más estricto. De ser necesario su empleo, el Ayuntamiento contará con el respaldo de Delegación del Gobierno para implementar las medidas de seguridad.






