Confinamiento doble
Ana Tejada (Logroño, 2002) se encuentra en la capital riojana confinada, desde el jueves 12, por partida doble. No puede ejercitarse con su equipo, la Real Sociedad, y tampoco puede acudir a clase, estudia en San Sebastián Segundo de Bachillerato.
Una vez que se suspendieron las clases en el País Vasco y que su club le dio permiso para regresar, Ana Tejada volvió a casa: «Fui al entrenamiento y, al acabar, el club me dijo que podía volver a casa. Al ser menor de edad, entienden que estoy mejor aquí». «En San Sebastián vivo en una residencia, con dos compañeras pero al ser menor de edad creo que el club ha entendido mi situación», prosigue.
La central logroñesa, símbolo del crecimiento y consolidación del EDF en la elite, disputa su primera temporada en la Real. Con el equipo donostiarra ha disputado 419 minutos. «Cuando decidí irme a la Real sabía que no iba a tener tantos minutos. Ellas habían hecho una gran temporada y a mí no me conocían tanto», recuerda. «Daba por hecho que me iba a costar. Además al principio estaba lesionada y por eso jugué tan poco. Pero ahora estoy entrenando a un buen nivel, con ritmo en los entrenamientos y estoy teniendo minutos», informa.
El coronavirus le dejó sin ir a Zubieta pero también sin ir a clase. «En ese sentido he de reconocer que me ha venido bien porque este año me estaba costando mucho seguir el ritmo», se sincera.
Tras cursar Primero de Bachillerato en el Cosme García, trasladó su expediente a San Sebastián para cursar Segundo. El coronavirus ha cerrado todas las aulas y ha puesto en cuarentena la EBAU. «Estoy poniéndome al día, porque me he perdido muchos días de clase, y haciendo todos los trabajos que tenía pendiente», continúa. Historia y filosofía siguen siendo sus asignaturas preferidas «aunque este año me está gustando psicología». Su objetivo, cuando se reabran las clases, es sacarse el curso para poder ir a la universidad «para estudiar magisterio de Educación Física o algo similar«.
Ana Tejada apenas toca la calle (vive con sus padres y su hermano en La Cava) pero lleva con normalidad el confinamiento: «Lo llevo bien. Me gusta estar con las amigas pero hay que renunciar a la vida social. Toca estar dentro de casa». La dinámica de entrenamientos no la ha perdido aunque el balón no rueda por su casa. «Mi padre me ha dejado la bicicleta de spinning. Para los ejercicios de abdominales, de fuerzas, tenemos gomas elásticas. Para hacer el tren superior, tiro con lo que encuentro en casa». Todo vale para no perder la forma sin salir de casa.






