Gran noche del Logroño
Logroño y Bidasoa pusieron brillo a una duodécima jornada de la Asobal en la que, separados por apenas 24 horas, jugaron los cuatro mejores equipos de nuestro balonmano. La victoria del Barça ante el Ademar, más que esperable, y el brillante triunfo del Logroño anoche ante los bidasoarras (30-24) aprietan al máximo la clasificación para la Copa Asobal con Ademar, Logroño y Bidasoa separados por dos puntos.
Los de Miguel Ángel Velasco ofrecieron una hora de gran balonmano para tumbar a un Bidasoa que, pese a estar siempre en inferioridad, nunca se rindió. El Logroño ofreció un juego coral sustentado por Sergey Hernández, un muro ante el que se estrellaron los vascos.
El Logroño salió como nunca para domesticar a un Bidasoa que en apenas siete minutos se vio tres abajo (4-1) y obligado a pedir un tempranero moderno en un primer cuarto de hora a tumba abierta, de lo mejor que puede ofrecer esta alicaída Asobal.
Los iruneses, pese al toque de atención, pararon la sangría pero no fueron capaces de asustar a un Logroño siempre por delante que, gracias a Sergey Hernández y su defensa, se puso cinco arriba (9-4), en un partido frenético en el que el Bidasoa, con el agua al cuello, tuvo que volver a parar al verse, sin entender cómo, ocho abajo (12-4), tras diez minutos sin ver puerta.
Pero en un par de minutos de efectividad máxima, el Bidasoa regresó al choque con un parcial de 4-0 que dio una nueva dimensión a un partidazo que llegó al descanso 14-10 tras treinta minutos de puro balonmano.
El Bidasoa regresó mejor de vestuarios pero no pudo equilibrar más la contienda porque se encontró con Sergey Hernández, que detuvo tres penaltis consecutivos. Fue el timón de un Logroño que sufrió ante los bidasoarras, mucho más entonados (15-13).
El juego se serenó y el Logroño encontró su ritmo para manejarse con suficiencia, con un colchón de tres goles que, dadas las angosturas, era un tesoro.
El Bidasoa logró rearmarse en defensa, insistió pero cuando más apretaba se encontró con la oposición del portero del Logroño que, con paradas imposibles, acabó con el sueño guipuzcoano. Los riojanos entraron, a falta de diez minutos, cuatro arriba (22-18), ventaja que gestionaron con oficio en un encuentro de muchos quilates ante dos equipos que merecen jugar la Copa Asobal (aunque uno se quedará seguramente fuera) y que el año que viene, con total seguridad, volverán a disputar competiciones europeas.






