El fervor por Santo Domingo marca el inicio del Año Jubilar Calceatense
Eduardo Palacios Mendoza (Efe) / Santo Domingo de la Calzada
Miles de personas expresaron el jueves su fervor por Santo Domingo de la Calzada en los actos que abrieron el Año Jubilar Calceatense, que conmemora el milenario del nacimiento se este santo del Camino de Santiago.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, llamó a la Puerta del Perdón de la catedral calceatense y el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano, rompió el ladrillo que simboliza la antigua tradición de mantener tapiada la ‘puerta santa’ del templo en el que se celebra un Año Santo.
En este caso, sin embargo, la Puerta del Perdón de la catedral se abría el jueves por primera vez en la historia, ya que ha sido creada expresamente por el artista religioso Marko Rupnik, con escenas de la parábola del hijo pródigo.
Junto a Blázquez y Escribano, estos actos contaron con la asistencia de los arzobispos de Pamplona-Tudela, Francisco Pérez González; y de Mérida-Badajoz, Celso Morga; y los obispos de Huesca-Jaca, Julián Ruiz Martorell; y San Sebastián, José Ignacio Munilla.
También asistieron, entre otras autoridades, los presidentes del Gobierno de La Rioja, José Ignacio Ceniceros; y del Parlamento regional, Ana Lourdes González; el delegado del Gobierno en La Rioja, José Ignacio Pérez; y el alcalde de Santo Domingo de la Calzada, Agustín García Metola.
Santo Domingo de la Calzada celebrará su Año Jubilar hasta el próximo 20 de enero de 2020 y, en estos casi nueve meses, se sucederán diferentes actividades para promocionar la figura de este santo desde el punto de vista cultural e histórico y atraer a miles de visitantes a esta ciudad del Camino de Santiago.
Pero en el inicio del Año Jubilar Calceatense, lo que más destacó fue el fervor religioso expresado por las gentes de Santo Domingo en torno a su santo, al que les da nombre, Domingo García, que creó la ciudad para atender a los peregrinos que iban a Santiago.
Miles de personas se agolparon en la calle mayor del municipio para ver pasar la procesión abierta por la arqueta de bronce -como representación del Arca de la Alianza- creada para pasear por primera vez por la ciudad los huesos de Santo Domingo.
Una procesión que comenzó con una intervención de Blázquez, quien incidió en que este Año Jubilar conmemora la figura de «un santo dedicado a la caridad con los peregrinos», para quienes tuvo un recuerdo especial y a los que animó, como al resto de personas que acudan a la ciudad, a «vivir con gozo» estos meses. «Os animo a que conozcamos e imitemos cada día más el ejemplo que nos dejó Santo Domingo de la Calzada y crezcamos en la caridad con el prójimo y el amor a Dios», añadió.
El obispo de la Diócesis riojana leyó la Bula por la que el Vaticano concedió celebrar el Año Jubilar, en la que se explica cómo durante estos meses se concederá «la indulgencia plenaria» a quienes participen en las celebraciones del Año Jubilar, se confiesen, comulguen y recen por el Papa.
También ganarán el jubileo quienes peregrinen a Santo Domingo o veneren sus reliquias, que reposan en la cripta de la catedral, decorada también con obras del eslovaco Marko Rupnik, considerado uno de los autores religiosos más importantes de las últimas décadas y que hasta ahora no contaba con ninguna obra en el Camino de Santiago.
Las reliquias llegaron a la catedral, donde aguardaban cientos de personas en un respetuoso silencio y donde primero Escribano rompió el ladrillo ‘simbólico’ y Blázquez llamó a la puerta del perdón para dar paso a una eucaristía y a nueve meses de fervor religioso.
Durante la homilía, Blázquez afirmó que Santo Domingo de la Calzada fue «un santo humilde y cercano», cuyo mensaje y ejemplo siguen vivos. «Santo Domingo es un santo desde hace siglos, pero su ejemplo nos orienta también hoy», subrayó el cardenal, quien añadió que este santo tiene mucho que decir en la actualidad, ya que «está cerca, nos acompaña y nos enseña la senda de la vida».
El cardenal resaltó del santo la ayuda a los cansados y reorienta a los perdidos. Citó algunas de las obras de Santo Domingo y su vinculación con el Camino de Santiago, «una red de itinerarios» que deja huella en las personas que lo recorren y que es «una llamada a la conversión» y a «la simplificación de la vida».






