Equipo irreconocible
Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que el Clavijo lideraba el grupo Oeste de la LEB Plata con un baloncesto un tanto caótico y desenfrenado, pero muy agradecido de ver. De esta época no quedan ni rescoldos, después de que el Rioja Vega haya encadenado tres derrotas consecutivas que ponen en entredicho, seriamente, su clasificación para la fase de ascenso a Oro, el gran objetivo. Juan Bernabé, presidente del club, reconocía su impotencia ante la situación del equipo: «No sabemos qué hacer, la verdad», lamentaba horas antes de reunirse con la junta directiva y el técnico Jenaro Díaz.
El máximo responsable del club, abatido, trasladó su apoyo al técnico asturiano al tiempo que adelantaba la opción de «cortar» a determinados jugadores. Así, este martes el Clavijo anunció la rescisión contractual de Marcel Robinson. «Creo que los jugadores no le están haciendo la cama», analizaba Juan Bernabé, «pero tenemos que tomar decisiones».
La directiva sabe que meterse entre los seis primeros «está muy complicado», aunque sólo una victoria separa a los riojanos del Azpeitia, que marca la frontera entre el cielo, pelear por el ascenso, o el infierno, luchar por no caer a EBA.
El peor horizonte posible, pelear por la permanencia, ha dejado de ser un tabú en la entidad: «Jugar por la salvación no sería un desastre aunque implicaría estarnos otro año en el infierno siendo conscientes de que el Clavijo, con esta dinámica, no va a ningún lado».
Séptimo clasificado con 8 victorias, el calendario tampoco ayuda al Rioja Vega. Los logroñeses visitan este sábado al Zornotza, líder de la clasificación, antes de recibir el domingo 27 en el Palacio al Círculo de Gijón, rival ante el que empezó la involución del juego riojano. Después llegarán los choques con Zamora, Extremadura y Baskonia. Pese a jugar tres de los últimos cinco partidos en casa, el Rioja Vega necesita acabar con un balance de 4-1 para luchar por el ascenso.
De lo contrario, el infierno seguirá esperando a un Clavijo que, aunque acaba de cumplir medio siglo de vida, poco puede crecer. «Tenemos una deuda que nos mata. Ese es el gran problema», lamenta un Juan Bernabé sin respuesta.






