De Madrid al cielo, y a México
Bárbara Moreno / Arnedo
El torero riojano Diego Urdiales se va este viernes a ‘hacer las américas’, después de haber cerrado una de las mejores temporadas de su vida en España. La plaza de toros Monumental de Ciudad de México, la mayor del mundo con sus 42.000 localidades, le aguarda y le clama ya, al igual que los periodistas de la zona que llevan días cerrando agendas con el diestro riojano para poder entrevistarle en México.
Noticias de La Rioja ha estado con el maestro en Arnedo, su ciudad natal y de residencia, días antes de preparar el equipaje y todos los bártulos que tiene que llevar a México, donde le acompañarán su apoderado y amigo Villalpando y su subalterno y amigo El Víctor (por convenio solo puede llevar a un banderillero de su cuadrilla).
Han pasado semanas desde que Diego dejara impresa su huella para siempre en el coso de Las Ventas, dejándose parte de su alma, en el mismo espacio en el que muchos aficionados se dejaron las lágrimas tras comprobar in situ la belleza del arte en estado puro. Urdiales es consciente de lo que significó aquella puerta grande para sus seguidores y aficionados en general, pero insiste en que aquello fue quitarse un peso de encima no por él, sino por la gente, «para muchos si no abres la puerta grande de Madrid te falta algo, y he convencido a muchos de que también era capaz», explica.
Considera, no obstante, que ese no ha sido el mayor logro de su carrera, sino que ha tenido varios según a qué se atienda como logro. Urdiales narra que para él fue un gran logro triunfar en Madrid un 31 de julio de 2005 sin haber toreado nada durante dos años. «Ese día me convencí de muchas cosas, como de que quería ser torero», expresa emocionado. A la vez que reconoce sobre su última tarde en Madrid, el inolvidable 7 de octubre de 2018, que «para esos 10 minutos en Madrid y Las Ventas he trabajo toda una vida, y toda mi vida».
En realidad, aún no ha visto el vídeo de su actuación en Las Ventas, «quiero quedarme con esa sensación, fue tan fuerte y tan buena». Y ciertamente fue una sensación y visión que solo la tiene él en el mundo, porque es el único que estuvo a escasos milímetros de su contrincante, cuerpo a cuerpo, latido a latido. Y siente que si ve los vídeos su memoria podría verse alterada y perder esa perspectiva que sigue teniendo en la cabeza y que sigue sintiendo.
Una sensación, «que no te puedo explicar, que va entre el miedo, la responsabilidad y la tensión». Y eso es lo que siente cada vez que pisa el albero, cuando espera al toro y se enfrenta a él. Si bien ahora solo piensa en México, en esa gran plaza que da hasta vértigo, con toda esa gente «de una sabiduría tal de todo que me fascina cada vez que voy, esa forma de expresarse, de comunicarse, es increíble», relata el diestro, a la vez que asegura que por su puesto que vale la pena ir hasta México para estar solo una tarde y aunque solo sean 10 minutos en esa plaza, en ´La México´, donde sabe que le quieren y le esperan.
Esta será su tercera aparición en esta plaza en la que hace dos años en su presentación hizo una gran faena que no pudo rematar por el fallo con el acero. Y aunque torea el día 2 de diciembre, estará allí 10 días antes para aclimatarse al cambio de horario, para entrenar allí, y ya ha cerrado su presencia en cuatro ganaderías de la zona.
Y aunque considera que le espera un futuro ilusionante, ahora no quiere hablar de nuevas fechas en España para la temporada que viene, (algunas ya apalabradas), ahora solo quiere pensar en México y soñar con México. Y es que su meta es «ser mejor torero, crecer todos los días y tener la ilusión de seguir siendo mejor torero, para poder seguir sintiendo las cosas que siento delante del toro».






