El último salvavidas
El pasado año, en un ilusionado Adarraga, Víctor Esteban derrotó, en el acotado, a Aimar Olaizola. Era la segunda victoria, en igual número de partidos de la liguilla, del riojano, al que le acabó faltando un tanto para meterse en semifinales.
Doce meses después se repite el partido aunque los condicionantes son bien diferentes. Así lo entiende Víctor. «En Logroño, los dos jugamos como ganadores de la primera jornada y ahora lo hacemos como perdedores», matiza un pelotari que ayer se trasladó al Labrit para apartar el material de su ‘final’ del sábado.
El lote del ezcarayense pesó 105,1 y 104,6 gramos. El de Aimar, 104,8 gramos y 105,4. Todos quedaron complacidos. El riojano optó «por una pelota más pesada pero con velocidad por abajo, mientras que la otra es más rápida», informaba al tiempo que mostraba su conformidad con el lote del navarro, «más lentas y pesadas, pero buenas».
La derrota inapelable ante Ezkurdia (22-5), reduce al mínimo las opciones de un Víctor consciente de que «tengo que ganar y confiar en que también lo haga Ezkurdia para jugármelo en la tercera jornada con Altuna», verdugo a su vez el lunes de Aimar.
Pese a la derrota el viernes en Legutiano, Víctor está feliz por haberse metido entre los ocho mejores: «Hace un mes hubiera firmado estar en esta situación, compitiendo con los mejores pelotaris y, encima, enfrentándome a Aimar en el Labrit». «Trataré de cumplir con mi parte», se despedía un pelotari que quiere repetir la victoria del año pasado para seguir soñando con las semifinales.






