El rector anima a replantear el modelo de la financiación de la UR
Feli Agustín / Logroño
En un contexto en el que la universidad española se encuentra en el «centro del huracán político y mediático», la Universidad de La Rioja (UR) inauguró ayer oficialmente un nuevo curso académico que, como es habitual, se abrió con la presencia de numerosos representantes políticos y sociales.
En un acto en el que el anterior rector, José Arnáez Vadillo, recibió la Medalla de Honor de la UR, los máximos representantes universitarios, el actual rector, Julio Rubio, y el secretario general, Javier García Turza, ofrecieron sendas intervenciones reivindicativas, pero no exentas de autocrítica.
Así, Rubio apeló a que el Gobierno regional que ha de conformarse tras las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo «redefina su compromiso con la universidad» y, eso que, afirmó, no tiene dudas de que los sucesivos ejecutivos han apoyado «sin vacilaciones» a la UR y valoró la «receptividad, la actitud positiva y constructiva» del gabinete de José Ignacio Ceniceros. Porque el actual equipo rectoral entiende que en la sociedad riojana «no se ha reflexionado suficientemente sobre los compromisos y oportunidades de disponer de una universidad pública», carencia de la que «seguramente» también es responsable la propia UR, que no ha sido capaz de transmitir su «esencia», apareciendo «como una suerte de orden mendicante, que no hace sino pedir más financiación sin ofrecer aparentemente nada a cambio», más allá de buenas palabras.
Por ello, el rector aspira a que se admita a la UR «como una institución pública más» para que «se impida que cuando hay recortes, el dinero desaparezca de la transferencia a la universidad, pero cuando llega el momento de devolver partidas, como las pagas extraordinarias, no se contemple al personal universitario», «un atolladero» del que han salido este año gracias a la buena disposición del Gobierno y los grupos parlamentarios. Pero el objetivo «no es que al final se puedan resolver las cuestiones, sino que por principio estas no puedan producirse», reflexionó el rector quien pidió «una nueva mirada» sobre la UR. Invitó a que en esta nueva visión se refleje la investigación como una inversión y no como un gasto, que asuma que una buena docencia no puede desarrollarse si la mayoría de los enseñantes no son investigadores en activo y que «sea consciente de que en una comunidad pequeña los servicios públicos requieren mayores esfuerzos presupuestarios».
Al respecto, dijo a los periodistas que ya existe un grupo de trabajo sobre el plan plurianual de financiación para el que, opina, «hay que coger lo bueno» de otras universidades, como la de Navarra, cuya financiación básica cubre los salarios y ha establecido financiación por incentivos, en especial en investigación, «para tener más cuanto mejor se hacen los deberes». «Eso es bastante distinto de la UR, que fija un aumento de 2% y da igual en qué condiciones», apuntó.
Mañana, cuestión de confianza
Como él mismo constató, el de ayer pudo ser el último discurso de inauguración del año académico que pronuncie Julio Rubio, que mañana se someterá a una cuestión de confianza, una moción que, como recordó, ya figuraba en el programa electoral para su campaña de rector. «Podremos así precisar el respaldo que tienen nuestras políticas», dijo la máxima autoridad universitaria, quien confesó que no ha sondeado sus posibles apoyos, pero se mostró, ante los periodistas, partidario de que esta práctica se generalice en las universidades españolas.
Reflexionó que no ve en la comunidad universitaria movimientos o facciones que propugnen su destitución y manifestó que se siente «satisfecho» por el trabajo hecho junto a un equipo «que funciona como un piñón» aunque entiende que, en otras circunstancias, «se podrían haber hecho más cosas».
Recordó que el claustro universitario ha sido recientemente renovado, por lo que considera que «sea cual sea el resultado», se reflejará el sentir del campus.
Ceniceros reitera su apoyo, pero exigirá rendición de cuentas
José Ignacio Ceniceros, presidente del Gobierno, cerró el acto con una intervención en la que respondió a algunas de las peticiones planteadas previamente por el equipo rectoral.
El jefe del Ejecutivo, quien cree que este curso puede ser decisivo para el futuro de la UR «por la trascendencia de los retos que se plantean», entiende que la institución es una referencia imprescindible para abordar cualquier reto de comunidad y, por ello, participa en ámbitos tan diferentes de las políticas publicas, como la Estrategia de Internacionalización, la Ley de Protección del menor o la Agenda Digital.
«El compromiso de este Gobierno con la UR no puede ser más firme y decidido», aseguró Ceniceros, quien anunció que va a continuar transitando por esta vía, pero con exigencias: una mejor gestión y la rendición de cuentas a la sociedad.
«Hay que ahondar más en lo que nos une y menos en lo que nos separa» o, de lo contrario, será «difícil» encontrar la nueva mirada que reclama el rector, considera Ceniceros que, no obstante, quiso aportar tranquilidad sobre el futuro.
Al respecto, se comprometió a avanzar en la mejora de la financiación de la universidad a través del plan para el trienio 2019-2022, recordó que el curso próximo se estrenará la nueva Escuela de Enfermería o que el año próximo concluirán las obras del Edificio Vives. Igualmente, resaltó que las tasas se han congelado por quinto año consecutivo.
La sombra de la Rey Juan Carlos se cierne sobre la universidad española
Javier García Turza, secretario general de la UR, constató durante la presentación de la Memoria Académica del curso pasado que la «sombra del desprestigio se extiende sobre la universidad española», debido a la polémica en torno a los títulos académicos de los políticos.
«El ejemplo de la Rey Juan Carlos es un caso particular, cierto que injustificable, pero no puede ni debe empañar la imagen de toda la universidad», entiende García Turza que, no obstante, reflexionó que se debe hacer un ejercicio de autocrítica y analizar su gobernanza, la creación de un mapa de títulos más racional o los mecanismos de evaluación y fiscalización.






