«La decisión de ser sacerdote llega tarde porque no nos atrevemos a dar el paso»
Bárbara Moreno / Logroño
Alfonso Sáenz, con 40 años, se ordenó sacerdote este domingo ante las atentas miradas de sus familiares y amigos, y con la bendición del obispo de la Diócesis de Calahorra y la Calzada-Logroño, Carlos Escribano, que fue quien le ordenó sacerdote.
Unos minutos antes, el arnedano y diácono (ahora mismo ya sacerdote), habló con Noticias de La Rioja, y confesó que ciertamente se encontraba ‘nervioso’, «como si fuera una boda», ironizaba, a la vez que reconocía que ciertamente se había levantado con nervios. Sáenz explicaba que su vocación ha sido tardía, porque sintió tarde que Dios le había llamado, o si le había llamado antes, de más jovencito, no lo había querido escuchar, quizás por la sociedad, o por el tabú que ahora más que nunca supone querer ser cura. Si bien reconoció que hoy en día es más habitual que las vocaciones lleguen tardías «porque no nos atrevemos a dar el paso».
Pero cuando Sáenz tocó fondo en su vida, sintió esa llamada. Hace seis años que decidió iniciar su vida en el seminario con el fin de ser sacerdote y culminó sus estudios teológicos. Ayer explicaba que lo más difícil fue cuando fue ordenado diácono (18 de marzo), porque ahí ya se dio cuenta de que ciertamente emprendía una nueva etapa de su vida, una etapa de su vida encaminada a Dios, a la vida pastoral, y a los demás. «La decisión no la tienes nunca del todo clara», reconoce. «Pero hay que confiar».
«Renuncia a otras cosas»
Ha sido durante 6 meses diácono, «lo normal es que estemos como diáconos o aprendices si queréis llamarlo un año, pero el obispo me vio preparado y muchas veces se adelantan las órdenes por muchos motivos». Y ayer fue ordenado sacerdote, una decisión de la que según asegura, mientras ha sido diácono no se ha arrepentido, «soy consciente de que la decisión de ser sacerdote también es una renuncia a otras cosas, y sé que estoy tomando una decisión para toda la vida. Pero estoy muy contento, estoy seguro de que lo que me queda por vivir será mejor aún, si bien me da mucho respeto, porque tengo mucha responsabilidad por delante».
Y en realidad, Sáenz reconoce que está más nervioso por la misa que tiene que oficiar ya hoy en Arnedo, (y durante toda la semana hasta el día 22 que realizará una misa especial de acción de gracias en la iglesia de San Cosme y San Damián de Arnedo), que por el acto de la ordenación en sí, a sabiendas de que es muy emotivo. Hace pocos meses, en julio, asistió a la ordenación como sacerdotes de sus compañeros y amigos Manuel Hernández (24 años de Autol) y Juan José Fuentes (26 años de Logroño).
El último de la reserva.
En la Diócesis riojana ya no quedan más diáconos que se vayan a ordenar sacerdotes. Sí que hay más seminaristas, y en unos años se podrían ordenar sacerdotes, pero de momento no.
La misión en la Diócesis de Sáenz será la de la parroquia de Villoslada de Cameros y Lumbreras, San Andrés de Cameros, Villanueva de Cameros, Pradillo, Aldeanueva de Cameros, Gallinero de Cameros, «que es como la escuela para hacerse curas que llamo yo, porque seguro que la gente es muy acogedora y me ayuda». Y entre semana estará viviendo en Logroño como vicario parroquial de la Unidad Pastoral de El Cristo de Logroño, «donde la forma de vida no tiene nada que ver, y sigo aprendiendo».






