Identifican con éxito un nuevo tratamiento para luchar contra la obesidad
Un equipo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) han identificado, con éxito, un nuevo tratamiento para luchar contra la obesidad, que consiste en el empleo de heces del paciente en lugar de las procedentes de un donante. Los resultados del proyecto los presentaron ayer el director de Investigación del CIBIR, Eduardo Mirpuri; el gerente de la ADER), ayer Ureña; y los investigadores José Antonio Oteo y Patricia Pérez Matute.
Según explicó Oteo, el principal resultado del proyecto es que se ha demostrado que la administración al animal obeso de flora intestinal cuando de cuando no padecía obesidad es efectiva para hacerle perder peso y, además, reducir grasa visceral. El estudio en laboratorio ha consistido, por este orden, en someter a ratones a una dieta rica en grasa, para, una vez, logrado que se conviertan en obesos, administrarles heces provenientes de la etapa en la que no sufrían obesidad y, a continuación, suministrarles una dieta con restricción calórica.
Una vez finalizado este tratamiento, el resultado ha sido una reducción del peso en el animal y una reducción en grasa visceral. La principal novedad del estudio, pionero en su campo de investigación, han incidido los investigadores, consiste en el empleo de heces del propio individuo, en lugar de las procedentes de un donante, acción que se realiza, en la actualidad, en el tratamiento de otras patologías agudas o graves provocadas por diferentes bacterias.
Actualmente, hay distintas estrategias para combatir la obesidad, pero el interés de este proyecto es que ha demostrado que no provoca el efecto rebote en la persona tras dejara la dieta de restricción calórica. Durante su investigación, el grupo científico administró las heces por vía oral mediante el empleo de sonda y el segundo paso será buscar una vía de administración lo menos invasiva posible, a través de la ingesta en cápsulas de flora intestinal del individuo cuando no sufría obesidad o de sus familiares.
Según los científicos, el estudio abre una puerta al desarrollo de esta terapia para el tratamiento de la obesidad siempre que la enfermedad no se encuentra asociada a otras patologías de origen metabólico o genético, detalló Oteo, quien es investigador principal de Enfermedades Infecciosas del CIBIR.
A este descubrimiento se suma la experiencia obtenida en otros hallazgos del mismo grupo de investigación y que están relacionados con los cambios que se producen en la flora intestinal.
13% de obesos en las sociedades avanzadas
La unidad responsable de la investigación se encuentra integrada en el área de Enfermedades Infecciosas del CIBIR, dirigida del mismo modo por el doctor José Antonio Oteo, y compuesta a su vez por otras dos unidades especializadas de investigación: Artrópodos Vectores e Inflamación y Envejecimiento.
Esta unidad de investigación se implica directamente en el estudio de la flora intestinal en diferentes patologías, especialmente en enfermedades de origen infeccioso, pero también en otras alteraciones cuyo origen es todavía desconocido como son el síndrome de fatiga crónica, la esclerosis múltiple o la propia obesidad.
Según Oteo, el futuro de esta investigación pasará por disponer de una flora propia del paciente cuando estaba sano de una forma similar al tratamiento que se emplea con el cordón umbilical para el trasplante de médula o el desarrollo de bancos de heces. El interés de este proyecto se justifica que la obesidad es uno de los problemas de salud pública en sociedades avanzadas, donde un 40% de la población padece sobrepeso y un 13% se calcula que sufre obesidad, recalcó Oteo.






