Los Benedictinos ceden por cinco años el Monasterio de Valvanera
Bárbara Moreno/ Logroño
Se ha cerrado una etapa de labor de 1.000 años en el Monasterio de Valvanera por parte de los Benedictinos y comienza una nueva para la orden del Verbo Encarnado, «que esperemos sea de otros 1.000 años y que brille igual que la primera etapa», explica el prior de Valvanera, Agustín Prado.
Aunque tres monjes del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) llevan ya desde noviembre al cargo del Monasterio de la patrona de La Rioja, este martes se hizo oficial la firma de cesión en el Monasterio del Pueyo, en Barbastro, la sede en España del IVE. Acudió el benedictino Josep María Sanromá Solá (antiguo prior de Valvanera), que firmó el convenio con el provincial del IVE (mando en España de esta orden) Alfredo Bartolomé Alos. En la firma estuvo presente el padre Agustín, y el Abad benedictino de Monserrat, Josep María Soler.
El convenio de cesión es en régimen de comodato. Se entiende que se entrega un bien por cierto tiempo y hay que devolverlo en las mismas condiciones. Y el monasterio se cede durante cinco años renovables. Y se confía en que esa renovación sea por muchos más años. A partir de ahora, todos los ingresos y la gestión del Monasterio correrá a cargo de los monjes del IVE con autonomía propia a cuenta del Monasterio.
El padre Agustín agradecía ayer la labor que les encomiendan ahora los Benedictinos y también a su orden por la labor que le encomienda. Mostró su satisfacción por esta solución para la gestión del monasterio, sin la cual, el gran cenobio de la patrona de Valvanera hubiera cerrado sus puertas.
Desde 1883
Desde que existe el monasterio, (los historiadores vinculan sus orígenes con el hallazgo de la imagen de Santa María por Nuño Oñez, al final del siglo IX), se ha cerrado dos veces, por la invasión de los franceses, y después con la exclaustración de Mendizábal entre 1835 y 1883. Un vecino voluntario, Tiburcio Lanas empezó a restaurar el monasterio que había quedado en ruinas por el abandono; le ayudaron cientos de vecinos, y fue en 1883 cuando los monjes de Monsterrat se instalaron allí, y esa orden lo ocupó hasta 2017, cuando se anunció que se agregarían tres monjes del Instituto del Verbo Encarnado. El futuro está por ver.






