Un 2017 sobre ruedas
En menos de 24 horas, 2017 habrá pasado a la historia aunque los anales deportivos poco recordarán de este año que nos deja. 2017 se despide huérfano de emociones competitivas de relieve aunque con una gran triunfadora: Sheyla Gutiérrez (Varea, 1994).
La ciclista, que este martes cumple 24 años, culminó una temporada para enmarcar, y eso que despidió 2016 a lo grande con una meritoria octava posición en el Mundial de Catar. Pero la deportista del Cylance Pro Cycling ha dado un paso de madurez en una temporada extenuante que le vio triunfar en marzo en la clásica femenina de Le Samyn; a finales de junio se calzó en Soria el maillot de campeona de España en ruta, éxito redondeado quince días después con su triunfo de etapa en el Giro de Italia. La riojana fue la cuarta ciclista española en alzarse con un triunfo en la ronda italiana después de las victorias de Marta Vilajosana (última en lograrlo en 2006), Fátima Blázquez y Joane Somarriba, la referencia indiscutible del ciclismo femenino español.
La gran temporada de la riojana sólo tuvo un lunar: el Mundial de Bergen, donde Sheyla Gutiérrez no pudo estar en el grupo cabecero.
Si Sheyla Gutiérrez toma el relevo a Carlos Coloma como mejor deportista riojano de 2017, el ciclismo ha sido protagonista en estos últimos meses por un doble motivo.
El 5 de septiembre, Logroño acogió la meta de una contrarreloj llamada a decidir la vuelta. La etapa, de 40 kilómetros, partió del Circuito de Navarra, en Los Arcos, y llegó a la capital riojana confirmando el dominio de Froome de la ronda, aunque fue incapaz de sentenciarla en la crono. El británico voló en la antigua N-111 pero sólo aventajó en 29 al holandés Kelderman y en 57 segundos al italiano Nibali. Contador, en su despedida, acabó en quinta posición.
La Vuelta llegó viva a Los Machucos y a L’Angliru pero Froome se doctoró, logrando su primer maillot rojo. Así fue hasta que el 13 de diciembre se oficializó que el cuatro veces ganador del Tour dio positivo el 7 de diciembre, dos días después de su paso por Logroño, por un broncodilatador.
Le toca ahora al jefe de filas del Sky demostrar su inocencia, aunque no es el primero ni será el último héroe ciclista en ser salpicado por la lacra del dopaje.
El otro nombre propio del año fue el del atleta del Añares Rioja Camilo Santiago, bronce en el Nacional de 10K al tiempo que Patricia Urquía y Manuel de Nicolás emergen como valores al alza.
Por lo que respecta a los éxitos de clubes, las noticias no han sido positivas.
La renuncia de Naturhouse a continuar patrocinando al Ciudad de Logroño de balonmano marca un antes y un después en la historia del club. Los de Jota González, acostumbrados a pelear con los mejores equipos de Europa, han bajado un escalón como se demuestra en la presente Asobal. El 11 de marzo, los riojanos disputaron su último partido en Liga de Campeones cayendo por 37-31. Una época se cerró en Nantes porque aunque los riojanos se clasificaron para la Copa EHF, el brillo de la segunda competición continental no es el mismo.
Si el Ciudad de Logroño perdió a su principal patrocinador, también lo hizo el Voley Logroño que, en cualquier caso, está decidido a continuar con su hegemonía bajo el nombre de Minis de Arluy. Las riojanas conquistaron en Tenerife, el 29 de abril, su cuarta Superliga Femenina consecutiva. Fue el único título conseguido por el equipo presidido por Carlos Arratia, pero fue el más importante, ante un Haris que les privó de la victoria en la Supercopa y en la Copa de la Reina. Además, las riojanas dieron buena imagen en la Copa Challenge, cayendo en cuartos de final con el Bursa, campeón del torneo.
En fútbol, la UDL, tras dos temporadas acostumbrándose a la miel, vivió un curso de zozobra mientras que los dos primeros de la Tercera riojana, Calahorra y Náxara, se quedaron a las puertas de Segunda B. El Badajoz se las cerró a los rojillos mientras que los najerinos, en pleno día de San Juan, con todo a favor, fallaron en Tafalla.
Y, en pelota, no hubo triunfos para recordar pero sí la despedida de dos genios navarros, Irujo y Barriola, cuya retirada también se siente en nuestros frontones.






