Preocupación en torno a los CFD y la Autoridad Europea de Valores y Mercados
Invertir no está exento de riesgo. Si a ello se suman los controles que realizan los organismos oficiales para intentar proteger las operaciones en los mercados extrabursátiles, puede que determinados productos financieros no resulten tan atractivos para los inversores, a pesar de las ventajas y de la rentabilidad que puedan conllevar.
En esta situación podrían encontrarse los contratos por diferencia o comúnmente conocidos como ‘Contracts For Difference’ (CFD) y las últimas directrices que ha marcado la Autoridad Europea de Valores y Mercados (European Securities and Markets Authority).
¿Qué son los CFD?
Pero, ¿qué son los CFD? Se trata de un producto financiero, un acuerdo contractual en el que se intercambia la diferencia del precio de un activo en el momento de la apertura del contrato y cierre del mismo.
Este producto guarda bastante similitud con las acciones y su precio es bastante similar. No obstante, los CFD brindan ventajas adicionales muy interesantes para el inversor. Por ejemplo, permiten acceder a través de un solo producto a varios mercados diferentes. Esto ofrece la posibilidad de especular con activos subyacentes muy variados (empresas, crudo, euro frente a dólar, etc.), por lo que es posible obtener ganancias mayores.
La Autoridad Europea de Valores y Mercados y los CFD
Existe una preocupación creciente entre los inversores en relación a los CFD. El problema radica en las últimas directrices marcadas por el organismo europeo con el fin de proteger el interés público y la estabilidad del mercado financiero de la Unión Europaea (UE).
Precisamente, la Autoridad Europea de Valores y Mercados considera que este producto financiero opera en un mercado extrabursátil que no está organizado ni regulado. De hecho, en él se negocian diversos instrumentos financieros como, por ejemplo, los bonos, las acciones o los derivados del crédito directamente entre dos partes sin que haya una mediación legal. Esto se traduce en un mayor riesgo de liquidez por la facilidad con la que el inversor puede deshacerse de sus posiciones.
La prohibición de los CFD no está en la agenda de este organismo europeo. Lo que pretende es garantizar la seguridad de su comercialización, de ahí que esté trabajando en fijar unos parámetros de supervisión y regulación más estrictos y eficaces.
Establecer límites garantizados sobre pérdidas y sobre apalancamiento, así como restringir la comercialización y distribución son algunas de las medidas que se están sobre la mesa. Estas acciones están enfocadas, principalmente, a proteger a los clientes minoristas, que son los que más riesgo asumen con este tipo de operaciones.
No obstante, a pesar de la nueva regulación y del posible cambio en las reglas del juego, la rentabilidad de los CFD no está en entredicho.





