Ceniceros anuncia ayudas sociales para universitarios el próximo curso
Feli Agustín/ Logroño
Corría el 6 de octubre de 1992 cuando las clases se iniciaron en la Universidad de La Rioja (UR), que comenzó a recorrer un camino independiente de la Universidad de Zaragoza. Desde entonces, unos 40.000 alumnos han cursado diferentes estudios -másteres, cursos de especialización, de español para extranjeros…-;y se han titulado 24.000. Este martes, el auditorio municipal, al igual que ocurrió hace 25 años, acogió la inauguración de un nuevo curso en un centro que ha pasado de contar con 132 profesores a 421.
En presencia de un amplio colectivo de la comunidad universitaria y fuerzas políticas y sociales;y de quien era presidente del Gobierno de La Rioja cuando la UR echó a andar, José Ignacio Pérez; el actual jefe del Ejecutivo regional, José Ignacio Ceniceros, reafirmó su compromiso con «este valioso activo» de la comunidad autónoma.
Ceniceros, que tuvo el «honor» de ser uno de los senadores que participó en la aprobación de la ley de creación de la UR, avanzó que su Gobierno seguirá financiando «adecuadamente» el centro de educación superior, como así lo demuestra el aumento del 2% del presupuesto, dentro del nuevo plan de financiación plurianual 2016-2019.
9.712 euros
«La Rioja es la que mayores recursos estructurales aporta a su universidad pública, con 9.712 euros por estudiante», afirmó el presidente citando el último informe de la Conferencia de Rectores, al tiempo que constató «la preocupación» por la pérdida de alumnos y el alto coste de la segunda y sucesivas matrículas. Para hallar una solución, anunció que el Gobierno riojano convocará en 2018 unas ayudas sociales para que ningún alumno se vea obligado a abandonar sus estudios por razones económicas.
«Nuestra voluntad inequívoca es que todos aquellos alumnos que tengan la capacidad y la voluntad de estudiar, puedan hacerlo», afirmó el jefe del Ejecutivo que, además de recordar su obligación de cumplir el decreto de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, considera «deseable» flexibilizar la normativa de permanencia en los estudios por parte de la universidad.
Ceniceros, que «confía más que nunca en la UR» para afrontar los retos de comunidad, reiteró su compromiso con la estabilidad del empleo, reducir la tasa de interinidad y «dignificar» la labor docente e investigadora. Así, «de común acuerdo», la oferta de empleo público de la comunidad autónoma para el próximo año incluirá la convocatoria de nueve plazas de profesor titular de universidad, avanzó el presidente riojano, una cifra que el rector entiende que debe paulatinamente ir creciendo para reducir la cifra de profesorado interino, que cifró en un centenar, un cuarto de la plantilla.
Julio Rubio, quinto rector de la URen 25 años -Pedro Campos fue presidente de la Comisión Gestora-, resumió este martes lo que entiende que deben ser los objetivos de la UR para el próximo cuarto de siglo, que tienen que asentarse sobre las bases de la investigación y la docencia para profundizar en el servicio a esta tierra y en la equidad social.
Para ello, y en medio de una crisis económica «que no sabemos si continuará», anunció que su equipo no aspira a grandes transformaciones «que requerirían de incrementos enormes de presupuesto», sino a afrontar retos asumibles que impliquen la mejora de ámbitos en los que ya trabaja esta universidad.
Al respecto, el rector, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, avanzó que trabaja en el diseño de un máster de Enología «para seguir en la vanguardia» de la formación universitaria en esta materia, ya que la Universidad de La Rioja fue la primera que implantó, hace ahora 21 años, los estudios en este ámbito.
Para trabajar con «éxito», Rubio ponderó la labor del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (el ICVV) que muestra que la coordinación con los centros tecnológicos y del Gobierno es «imprescindible».
Equidad
El rector, que destacó que el curso ha comenzado con estabilidad», apuntó también a su deseo de llegar a más sectores de la sociedad para lo que expresó su intención de «sin perder el carácter presencial», flexibilizar al máximo los modos de impartición de algunos títulos, de modo que estén abiertos a personas con empleos precarios, a tiempo parcial o muy cortos. En este contexto, señaló que este curso se ha modificado el máster de Profesorado para que se imparta «de forma presencial y por videoconferencias», una experiencia a la que espera «sigan otras».






