Espejito, espejito, ¿viene ya el torito?
Bárbara Moreno / Logroño
La ganadería Toropasión de Alfaro era este martes la encargada de sacar a la plaza de toros de La Ribera su ganado para amenizar a pequeños y mayores a primera hora de la mañana. Y los que se enfrentaron a las reses fueron: el becerrista Pedro Andrés, los recortadores de Arte Riojano, entre los que figuran el riojano Sergio Urruticoechea, y en último lugar, decenas de chavales que se lanzaron al ruedo.
Y yendo por partes, el becerrista anduvo ligero en manejos con sus instrumentos, tanto capote como muleta, aunque la becerra estuvo un poco torpona y floja, sin fuerza, lo cual hizo que se desluciera el momento. En los medios saludó y recibió buenos aplausos así dio la vuelta al ruedo. Durante tres días las Escuelas Taurinas han ofrecido en la plaza de toros la actividad ‘Quiero ser torero como Diego Urdiales’, y este martes era ya el último día de esta exhibición. Y ahí han salido los chiquillos con sus maneras y ademanes taurinos.
Después, con música de entrada triunfal cual gladiadores, salieron los recortadores al albero, ataviados con traje goyesco (pantalón negro, blusa y chaleco de raso de colores a juego del fajín). Este martes en concreto toreaban cuatro chicos de Arte Riojano. Con la primera vaca hicieron recortes, con quiebros, unos con salidas airosas, y otros no tanto, ya que tuvieron que salir corriendo. Y el quiebro unos lo realizaron a pie quieto, esperando la embestida del toro, y otros a la carrera, otros al encuentro y otros al cruce. (El mejor corte es el que permanece más tiempo parado tras haber realizado el quiebro).
Y, la siguiente vaca que salió fue ya para saltarla, y pasar por encima de la misma. El riojano Sergio saltó por encima del animal, con el salto del ángel, que es lo que más gustó. También hicieron tirabuzones o el mortal. Pero lo más sorprendente fue cuando un mozo sacó una especie de taburete, se puso de espaldas al animal con un espejo, a lo ‘espejito espejito mágico’, y a la que lo vio en el espejito saltó hacia atrás sobre la res.
Y con el último animal jugaron a ‘estatuas inmovibles ya’. Dos mozos, esta vez vestidos casi en su totalidad de blanco, se pusieron sobre dos pedestales, quietos, y parecían estatuas de escayola, y cada vez fueron juntando más los pedestales para que pasara la vaca entre ellos, y al final, un solo mozo, puso un pie en cada pedestal para que el animal pasara por debajo de él…eso sí, con las piernas bien separadas, y protegiéndose sus más sagradas partes, y es que la vaquita tenía una buena cornamenta.
Y todos al ruedo
Y tras los aplausos pertinentes a los cuatro recortadores. Llegó la suelta de vaquillas. Al principio, muchos fueron los mozos que se echaron al ruedo, pero, la primera vaquilla era quizás más grande de lo esperado y todos pronto se fueron al burladero. Unos intentaban que el animal subiera por unas escaleras. Algún espontáneo hizo algún quiebro gracioso, y otros fueron arrollados, sin aparentemente herirse, (o al menos eso aparentaron en el albero). En la siguiente vaquilla salió más gente al albero, esta era mucho más pequeña y casi sin astas.
En la presidencia, el concejal Ángel Yangüela, acompañado de los vendimiadores Natalia Sáez y Cristian Sarramián, y también andaba por allí el concejal Miguel Sáinz. Un grupo de gaitas y tambores amenizaron el evento, y en los tendidos, con una ocupación de más de media plaza, público infantil, joven, de mediana edad, y mayor. Es decir, de todas las edades.






