«Intentamos crear una nueva era»
Iñigo Zorzano (Pamplona, 1993) logró el pasado domingo la liga con el Panathinaikos. El riojano, ayudante de Xavi Pascual al que se unió profesionalmente hace veinte años en el Olesa Montserrat («él llegó como técnico del primer equipo, yo para la cantera»), arribó al cuadro ateniense el pasado 21 de octubre, día de su 43 cumpleaños. En menos de 9 meses ha festejado liga y copa y sólo el Fenerbahçe, a la postre campeón, pudo con el Panathinaikos en la Euroliga.
Primer año en Grecia. Liga y copa no está mal.
Está muy bien. Ganamos la Copa derrotando en semifinales al Olimpiacos, ganando allí a partido único. Y ahora, la liga.
El Panathinaikos es una institución histórica ligada a Obradovic, ganador de cinco Euroligas, once ligas y siete copas.
Así es. Obradovic es una leyenda. Estamos intentando crear una nueva era. Hemos ganado liga y copa y en la Euroliga perdimos con el campeón. Llegamos en el peor momento al ‘play off’ con el Fenerbahçe. Nos desfondamos.
¿Cómo es la liga griega?
Sin desmerecer al resto, es un mano a mano entre Panathinaikos y Olympiacos, aunque Aris, PAOK y Kolossos crecen poco a poco. La crisis ha sacudido a todo el deporte, no sólo al básquet.
Y el país, ¿cómo está?
Es un país de contrastes. En menos de un mes, hemos pasado de estar casi nevados a llevar 20 días levantándonos con 35 grados a las seis de la mañana. Grecia es muy pasional en lo bueno y en lo malo, como se vio el pasado domingo.
El domingo el Panathinaikos se proclamó campeón en el Pabellón de la Paz y de la Amistad, en casa del Olympiacos, en un ambiente muy hostil. ¿Cómo lo vivió desde dentro?
Son imágenes vergonzosas, reflejo de la polaridad y la pasión que decía. Por desgracia, no es la primera vez ni va a ser la última. Desde dentro, no parecía tan grave porque todo sucedía a nuestra espalda. Cuando la policía nos pidió que nos metiéramos al vestuario, lo hicimos. Se oye el ambiente, el humo… Es vergonzoso pero también es cierto que 10.000 aficionados nos recibieron por el título y el lunes, en el OAKA, 20.000 seguidores llenaron el pabellón.
¿En algún momento temió por su integridad?
No, es una situación que no entiendes, sales zumbando cuando te lo dice la seguridad, pasas el túnel de vestuarios y te cae de todo. En febrero, a un miembro del staff, le dio una bengala en la espalda. No temes por tu integridad pero luego, en frío, te dices: ‘Qué cerca ha estado’.
Desde la distancia, ¿hacia dónde va la ACB?
Tiene un problema de definición. Equipos como Barça y Madrid pierden dinero. Hay dos bandos, el de equipos que juegan la Euroliga y el resto, cada uno con sus ideas, respetables y comprensible. Tienen que eligir si quieren ser una liga privada u otra con ascensos y descensos. Pero una liga a veinte no puede ser.
¿Y el básquet riojano?
El Clavijo está en una situación de tomar decisiones, en un momento muy complicado. El Promete, a su vez, me recuerda al Valencia, Obradoiro, Andora… Crece año a año, sin hacer locuras. Tiene una buena cantera y sabe muy bien lo que quiere.






